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ELENA S. HERRERO
Domingo, 5 de febrero 2017, 00:59
Ligeras y nutritivas manzanas para fortalecer la vida. En la mañana de ayer, 4 de febrero, con motivo del Día Mundial Contra el Cáncer, esta fruta se convirtió en símbolo de la lucha contra la enfermedad. La Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) repartió, en distintos puntos de Gijón, medio centenar de kilos de manzanas con el objetivo de fomentar en la población la necesidad de llevar «una vida sana y una alimentación equilibrada», dos factores claves en la prevención y la curación de los tumores.
Al mal tiempo buena cara. Los voluntarios de AECC desafiaron a la lluvia y a los fuertes vientos instalando una mesa informativa en la plaza del Parchís y en las inmediaciones del centro comercial de El Corte Inglés. «Aunque el tiempo no nos acompañe, no se nos quitan las ganas de sensibilizar a la gente», explicaba Paula Pérez, voluntaria de la entidad, a quien solo le bastó un abrigo y una capucha para plantarle cara al clima y a la enfermedad. «Me diagnosticaron cáncer de mama hace cinco años y desde entonces sigo con el tratamiento. Colaboro con la asociación no solo para que me ayuden sino para concienciar desde ella a todo el mundo», indicó.
En esta lucha todos cuentan y Paula tiene el apoyo de sus «inseparables» amigas. «Hoy les he mandado un whatsapp a todas y han venido hasta aquí a colaborar por la causa. Las tengo muy bien enseñadas y concienciadas», contó entre risas mientras veía acercarse al puesto situado en la plaza del Parchís a su amiga Lucía Ruiz. «Siempre que tienes a alguien cerca con esta enfermedad haces más caso a los consejos. Me parece muy bien que se repartan manzanas para llamar la atención de la gente», afirmaba esta última. Allí junto a ellas estaba Beatriz Lastra, otra voluntaria de la asociación que también conoce la dura cara de la enfermedad. «Es un problema social muy importante porque todos sabemos de alguien que lo padece. Por desgracia, mi padre murió de cáncer recientemente», lamentaba. Por ello, esta gijonesa considera necesario «trabajar tanto en la curación como en la prevención porque aunque haya situaciones atípicas en las que el cáncer aparece sin más, no nos cuesta nada hacer caso a los expertos cuando dicen que la comida es uno de los factores clave».
Los vecinos de Gijón recibieron la manzana y el mensaje con satisfacción, y animaron a los voluntarios de la AECC a seguir trabajando por esta buena causa. «Tenemos que darnos cuenta de que los hábitos que llevamos son los que propician el inicio de la enfermedad. Ahora las industrias alimenticias utilizan productos que no deberían y además, la materia prima no es tan buena como lo era antes», manifestó Miriam Díaz, de 22 años, quien padece problemas estomacales que se han reducido tras un cambio de alimentación. La joven, en cuyo entorno también se vive el cáncer, tuvo el honor de hacerse con la última pieza de fruta del día. Una manzana que simboliza la esperanza y el aliento hacia una buena vida.
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