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ELENA S. HERRERO
Viernes, 11 de noviembre 2016, 01:51
Saltar, girar, correr, agacharse, levantarse, recepción de balón y remates, trabajo duro y sin descanso. Todas estas acciones -y muchas más- son parte del entrenamiento de los siete jugadores que forman el equipo de fútbol sala Club Deportivo Samo Afesa Feafes Asturias, quienes se enfrentarán hoy, a las 12 horas, en el Área Recreativa de Bueño (Ribera de Arriba) a la Selección Asturiana de Profesionales de Salud Mental y periodistas con motivo de la celebración de las primeras jornadas deportivas 'Salud Mental y deporte'. Una cita diferente en la que esperan marcar un gol por la escuadra a la lucha contra el estigma que les persigue, ese que les aleja de la sociedad y al que quieren darle un mensaje contundente: «Somos personas normales y corrientes. El equipo cuenta con un entrenador y con una clara organización. No somos locos», explica el presidente y entrenador del CD Samo, Alberto Prieto.
Cada uno tiene su historia y su lesión, diversos son sus nombres: esquizofrenia, trastorno bipolar o fobia social, pero lo que los une va más allá de eso: «La pasión por el deporte». Eso lo sabe bien, Ignacio Rodríguez, quien lleva bajo los palos de la portería once años parando cualquier gol que quiera marcarle la vida. «Lo recomiendo a los enfermos mentales porque te hace salir de casa y contactar con nueva gente. Y cómo no, te motivas porque te mantiene en un sitio a una hora fija», asegura el ovetense de 38 años quien confiesa que es «un orgullo estar ahí porque ayuda a enfrentarse a los problemas, a los miedos y temores».
Cercano también a la portería, pero a la contraria, está Rubén Alonso, encargado de golear al adversario. «Tan solo llevo cuatro meses en el equipo. Me enteré de su existencia por la asistente social de La Corredoria a donde voy al psiquiatra», explica. Y aunque todavía no ha sentido la 'gloria' de marcar, no descarta hacerlo hoy: «Espero meter mi primer gol», dice, confiando en sus posibilidades.
Ilusión y ánimo recorre el cuerpo de otro de los jugadores, Borja Gutiérrez. «Para mí supone mucho estar aquí. Siempre me gustó el fútbol y me presta ver cómo cada vez tengo más técnica», confiesa. Las «malas experiencias sociales» le llevaron a caer en una enfermedad en el año 2001, pero su afán de superación le ha embarcado en esta aventura donde se siente como en casa. «Me veo muy integrado en el equipo, somos todos una piña», afirma.
Esto último es lo que trae de cabeza a Alberto Prieto. «Nos estamos quedando sin usuarios deportistas y sin ellos o ellas no podemos seguir disfrutando de nuestro club», expresa. Y es que el fútbol se ha convertido en una forma de manifestación contra el estigma que les marca la vida: la supuesta locura que les aparta de la sociedad. Pero no quieren sentirse solos en esta lucha. Por eso otro de los principales objetivos de este encuentro es dar a conocer esta actividad deportiva: «Queremos pedirles a los profesionales de todas las áreas de Salud Mental del Sespa en Oviedo que humildemente nos deriven a todos aquellos pacientes que en su opinión se puedan beneficiar de las actividades del club». Pues la unión hace la fuerza, esa con la que quieren marcar los ansiados goles de victoria.
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