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LAURA FONSECA
Domingo, 5 de junio 2016, 03:14
El decreto de listas de espera que prepara el Principado y que prevé fijar por decreto los plazos máximos para una operación quirúrgica, una prueba radiológica o una consulta en la sanidad pública, implantará la movilidad geográfica entre los pacientes. Cuando entre en vigor esta normativa, de la que ya disponen el conjunto de autonomías, ya no será prioritario que un enfermo sea intervenido en un hospital de su área sanitaria, como ocurre ahora como norma general, sino que podrá ser 'invitado' a acudir a centros del Sespa alejados de su lugar de residencia. Si el paciente rechaza la derivación perderá su derecho a reclamar y seguirá esperando en su hospital o consulta. La cercanía en la atención sanitaria, caballo de batalla en la política que el PSOE ha desplegado en Asturias en las tres últimas décadas, será sacrificada en pos de reducir las demoras.
Para ello, la Consejería de Sanidad tiene previsto avanzar en una suerte de gestión única de las listas de espera de manera de saber en todo momento cuál es el hospital o servicio que dispone de más holgura y mejores tiempos. Los hospitales de las alas, que son los que tradicionalmente muestran los plazos menos abultados, pasarán a tener un papel más activo. El consejero de Sanidad, Francisco del Busto, ya utilizó a Jarrio y a Cangas del Narcea como ejemplos de derivación cuando éstos días se refirió al decreto de demoras que causó resquemor en IU.
A la coalición, tal y como alertó su portavoz Gaspar Llamazares, no le gusta el modelo de derivaciones. Lo ve «nefasto» y como la puerta de entrada a la privatización del sistema público. Tal y como informó EL COMERCIO, Sanidad sopesa fijar en seis meses (180 días) el tope para ciertas operaciones y dos meses (60 días) para pruebas radiológicas y consultas. Aunque la normativa de demoras, que se incluirá en la futura Ley de Salud que también prepara Sanidad como sustitución a la Ley del Sespa de 1992, contemplará la derivación a clínicas privadas, el Principado quiere que ésta sea la última opción. Casi residual. Será una carta que dejará solo para casos excepcionales que no puedan ser resueltos en el ámbito de «toda la red pública y concertada», detalla el documento. Se trataría, por ejemplo, de técnicas de referencia como las que ahora solo se practican en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Un ejemplo claro es lo que ocurre con las resonancias magnéticas pediátricas, que solo se hacen en La Cadellada y que acumulan esperas de hasta dos años. La falta de anestesistas y la complejidad que la técnica requiere en el caso de los niños ha dilatado sobre manera los tiempos de atención. Para estos casos, al Sespa no le importaría autorizar derivaciones a centros privados, incluso de fuera de Asturias como ya ha tenido que aprobar más de una vez en estos dos años.
No acudir a la cita, sancionado
En la práctica lo que plantea el decreto de listas de espera supone que un paciente de Gijón, Oviedo o Avilés, por citar las zonas con mayor demora asistencial y donde se concentran actualmente las demoras quirúrgicas por encima de los seis meses, podría acabar siendo operado en Cangas del Narcea, Arriondas o, incluso, Jarrio. El Sespa, en aras por cumplir esos tiempos máximos, tendrá potestad para ofertar a los usuarios hospitales que no sean el de referencia. Los pacientes que se nieguen a ser intervenidos en otro hospital que no sea el suyo perderán el derecho a reclamar. Así lo refleja el borrador de Sanidad, que recoge que los usuarios «perderán la garantía cuando rechacen los centros alternativos ofertados para la realización de la asistencia». También será motivo de pérdida cuando por «razones voluntarias» el enfermo proponga demorar la cita, o cuando no acuda y no justifique su ausencia.
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