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El urogallo, en riesgo de extinción, cada vez cuenta con menos cantaderos.
El cambio climático amenaza Asturias

El cambio climático amenaza Asturias

El último informe del Observatorio de la Sostenibilidad destaca la inacción del Principado para paliar los efectos que se producen | La curruca cabecinegra y la golondrina dáurica, típicas del Mediterraneo, ya se han asentado en la región. Cae menos lluvia, hay menos nieve en la montaña y la temperatura del mar sube 0,35 grados cada década

marco menéndez

Domingo, 17 de abril 2016, 09:06

Los expertos cada vez encuentran más evidencias del impacto del cambio climático en el planeta y Asturias no es una excepción. Prueba de ello son los datos que ofrece el estudio Cambio climático. Evidencias, emisiones y políticas, que acaba de editar el Observatorio de la Sostenibilidad. Este informe ofrece datos alarmantes, como el incremento de la temperatura del Cantábrico, la aparición de especies animales poco habituales en el Principado, la paulatina desaparición de otras y, lo que es más llamativo, la falta de acciones paliativas por parte del Gobierno asturiano.

Asturias cuenta con algunas de las mayores instalaciones emisoras de contaminantes del país. Son los casos de las instalaciones de Gas Natural Fenosa en Tineo, la central térmica de Soto de Ribera, la cementera de Tudela Veguín (Oviedo), la térmica de Iberdrola en Lada, la central térmica de Aboño, las factorías de ArcelorMittal en Gijón y Avilés, y la cementera de Aboño.

Una de las primeras consecuencias de las emisiones contaminantes es, según el estudio, la reducción de lluvias en buena parte del territorio español, «en particular en el Cantábrico», donde se ha llegado a reducir en 5 litros por metro cuadrado al año. Esto ha supuesto también un descenso en la innivación de las montañas asturianas, con las consecuencias que tiene en aspectos tan diversos como el aporte a la reserva de agua o el número de días que abren las estaciones de esquí.

El aumento de la temperatura global también afecta a los océanos. En el Cantábrico viene subiendo regularmente desde 1900, con una pequeña atenuación de ese incremento hacia 1970, fecha en la que tuvo una nueva aceleración. Los datos de satélite indican que ese aumento de la temperatura es de unos 0,35 grados centígrados por década.

La más contaminante

El aumento de las temperaturas también se reflejan en tierra y, por ejemplo, se han detectado cambios importantes en el proceso de maduración de la uva, entre otras cosas. El informe ofrece un dato alarmante, como es que «las proyecciones sobre las tasas futuras de incendios indican que en las regiones más húmedas de nuestro país pueden multiplicar por ocho la incidencia de fuegos».

¿Qué se está haciendo para evitar esta situación? El informe apunta que más bien poco. Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, España ocupa el último lugar de Europa en cuanto a reducciones de emisiones desde 1990 hasta 2013. Pero es que, según datos ministeriales, el Principado de Asturias tiene el dudoso honor de encabezar las emisiones per cápita por comunidades autónomas, al llegar a las 22,8 toneladas por habitante. Tal es la situación que el informe del Observatorio de la Sostenibilidad apunta que en las políticas de adaptación al cambio climático «no se han hecho en general los deberes». Destaca el esfuerzo de algunas comunidades, como la Valenciana, Cataluña, Andalucía y Extremadura, mientras que sonroja la actitud de otros ejecutivo autónomos al apuntar que «Asturias y Murcia parecen bastante poco centradas en el desarrollo de estas políticas activas convergentes y transversales». Es más, llega a calificar la actitud del Gobierno de Principado como «muy poco activa».

Tres milímetros al año

Todo esto tiene una repercusión que ya es palpable en el territorio asturiano. Así, en la costa del Principado están desapareciendo varios tipos de algas, al tiempo que especies de aguas templado-cálidas amplían su área de distribución por el Cantábrico. El informe prevé un aumento de la mortalidad de almejas y berberechos debido a las riadas causadas por lluvias intensas, mientras que las poblaciones de crustáceos microscópicos tipo copépodos sufren importantes cambios. Y todo ello porque en el Cantábrico se ha registrado un incremento de 0,35 grados centígrados por década hasta los 20 metros de profundidad y una elevación del nivel del mar cercano a los tres milímetros anuales.

En los ríos también se ven afectados los salmones, pues las elevadas temperaturas del agua de los ríos dificultan la eclosión de los huevos. Otras consecuencias son problemas para la población de urogallos, aparición de aves típicamente mediterráneas, como la curruca cabecinegra y la golondrina dáurica, y el problema que supone el incremento de plagas de procesionaria en los bosques asturianos. Y todo ello, cuando solo hemos empezado a notar los primeros efectos del cambio climático en Asturias.

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