Fallece el matemático de la Universidad de Oviedo Pedro Gil a los 68 años

«Su palabra era respetada siempre por convicción en el departamento porque siempre miraba por los demás». Con estas palabras describió ayer el decano de la Facultad de Ciencias, Norberto Corral, la relación que Pedro Gil mantenía con sus compañeros del grupo de Estadística e Investigación Operativa y Didáctica, que él mismo había creado. El catedrático falleció el pasado miércoles a los 68 años de edad. Compañeros de la Universidad de Oviedo y amigos acudieron ayer al tanatorio El Salvador para arropar a su viuda, Pilar Fernández de Sanmamed, y a los tres hijos del matrimonio: Eva, Juan y Eduardo.

El funeral, de cuerpo presente, tendrá lugar hoy, a las 12.30 horas, en la iglesia parroquial de San Francisco de Asís, en Oviedo. A continuación, sus restos mortales serán incinerados en el tanatorio. No solo sus colegas de profesión le profesaban respeto y cariño. «Era uno de los profesores mejor valorados por los alumnos», aseguró Corrales, que también acudió al tanatorio para mostrar sus condolencias a la familia del fallecido. Natural de Valladolid, se licenció en Matemáticas en la Universidad Complutense de Madrid, donde continuó su formación. Antes de cumplir los 30 años, sacó plaza en la Universidad de Oviedo mediante una oposición y hasta la capital asturiana se trasladó con su esposa y su hija, que es la mayor de los tres descendientes. «No sé si tenían una idea clara de mantenerse aquí, pero les gustó la zona», indicó. Desde su llegada, Gil desarrolló «una labor extraordinaria en investigación y docencia». Una prolífica carrera que tuvo uno de sus puntos más altos con la creación del departamento de Estadística, que coordinó con maestría. Era un apasionado de su profesión, como confirman sus colegas. Por este motivo, aunque llevaba varios años jubilado de sus labores en la Universidad de Oviedo, no había abandonado la docencia.

Clases para mayores

Después de su retiro, Gil continuó dando clases en PUMUO, un programa de formación dirigido a las personas mayores de 50 años. Una actividad que, según el decano de la Facultad de Ciencias, «le gustaba muchísimo». Tanto es así, que, incluso después de «sufrir el primer infarto, en diciembre, ya estaba pensando en volver a dar clase», indicó. El cariño y la admiración que sentían por el catedrático sus colegas y alumnos quedó patente en el homenaje que le rindieron en noviembre de 2010. En aquella ocasión, el Paraninfo se llenó a rebosar para acoger a todos los miembros de la comunidad universitaria que querían presentar sus respetos al ilustre matemático.

Fue un encuentro muy emotivo, alejado de la seriedad que suele presidir estos actos académicos, en el que incluso se interpretaron canciones que tenían un especial significado para Gil. Un improvisado coro al que se sumó el propio homenajeado. A aquel evento también acudió el entonces presidente del Principado, Vicente Álvarez Areces, que fue alumno suyo. El político socialista dedicó unas sentidas palabras a su profesor: «Nuestras vidas están entrelazadas y me siento muy honrado de ser su amigo y discípulo. Es un gran maestro en toda la dimensión de la palabra».

También elogió su figura el antiguo rector de la Universidad de Oviedo, Vicente Gotor, que le recordó que en la institución dejaba «gran parte de tu vida, pero también nos queda todo tu legado» y añadió que «da gusto tener profesores como tú». Y es que Pedro Gil era «un apasionado de la docencia», recordaba Norberto Corrales.