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LAURA FONSECA
Miércoles, 16 de marzo 2016, 02:54
Llegó a Asturias en 2001 procedente del Hospital Doce de Octubre, de Madrid, donde había trabajado a las órdenes del prestigioso cirujano Enrique Moreno, que años después recibiría el Premio Príncipe de Asturias. Ignacio González-Pinto Arrillaga (Bilbao, 1956) 'aterrizó' en el Principado con una misión: poner en marcha el programa de trasplantes de hígado, unas operaciones que se empezaron a realizar en el viejo HUCA en abril de 2002. Desde entonces, el Hospital Universitario Central de Asturias lleva practicadas 456 cirugías de este tipo. González-Pinto, cuyo equipo acaba de batir récord tras llevar a cabo seis trasplantes en ocho días, participará mañana en una mesa redonda sobre 'Evolución, estado actual y futuro de los trasplantes de páncreas, pulmón e hígado', que organiza la Real Academia de Medicina de Asturias. Compartirá escenario con Daniel Casanova y Felipe Zurbano, cirujano y neumólogo, respectivamente, del Hospital Marqués de Valdecilla. En esta entrevista, el responsable de Trasplantes Hepáticos del HUCA y profesor universitario de Cirugía hace un balance de estos 14 años de fructífera andadura.
Recientemente, su equipo realizó 6 trasplantes de hígado en apenas 8 días. ¿Es habitual ese ritmo?
No, suele fluctuar, pero cuando hay una racha así hay que aprovecharla.
Llevan 456 trasplantes en 14 años. ¿Prevé llegar este año a los 500?
A esa cifra calculo que llegaremos en junio de 2017.
Buen balance, ¿no?
Muy bueno, sobre todo para los pacientes. El programa ha funcionado así de bien gracias a que contamos con una buena sanidad pública y un sistema de trasplantes bien organizado.
¿Cuántos trasplantes lleva hechos desde que empezó como cirujano?
Uf, no los llevo contabilizados, pero, cuando llegué a Asturias procedente del Hospital Doce de Octubre, allí llevábamos hechos unos 800. A eso habría que sumar los que vi fuera cuando fui a formarme a Estados Unidos y Alemania, y luego los del HUCA.
¿Unos mil quinientos?
Por ahí, sí, más o menos. Es que empecé en 1986 con cirugía experimental. Estamos hablando de treinta años, que no es poco (se ríe).
¿Participó en los primeros injertos que se hicieron en España?
Los primeros se hicieron en Barcelona en 1984, pero se pararon un tiempo porque aquello no iba muy bien. Se retomaron en 1986 y fue ahí cuando empezó el Doce de Octubre en Madrid, donde yo estaba en el equipo de Enrique Moreno.
¿Le tocó operar al cantante Raphael, cuando lo intervinieron de un trasplante hepático en el Doce de Octubre, de Madrid?
No, yo ya estaba en el HUCA. De hecho, el doctor Enrique Moreno me llamó en aquel entonces para sopesar la posibilidad de intervenir a Raphael en Asturias porque estaba muy mal y en Madrid había una lista de espera muy larga. Temían que pudiera morir porque, ya le digo, estaba francamente mal.
¿Y qué pasó?
Al final surgió un donante apropiado para él que no valía para los candidatos que había por delante y se trasplantó en Madrid después de bastante tiempo esperando.
¿Qué cambios hubo en la cirugía de trasplantes de hígado?
Muchísimos... Antes no trasplantábamos a nadie que tuviera más de 50 años. También mejoró la valoración y diagnóstico de los pacientes, así como la técnica quirúrgica o el sistema de conservación del hígado a trasplantar. Todo eso, unido al avance en los fármacos de inmunosupresión, hizo que la calidad de vida fuera a más.
Y la supervivencia, ¿aumentó?
Sí, claro. Los enfermos viven más.
¿Cuánto más?
La supervivencia al año del trasplante está por encima del 95% y a los cinco años anda por el 80%.
Un donante nonagenario
Antes no se trasplantaba por encima de los 50 años. ¿Y ahora?
El techo está entre 60 y 65 años.
¿Y en los donantes hay un tope de edad?
Con los donantes ocurrió algo similar. Al principio, los mayores de 50 años eran descartados. Sin embargo, ahora, siempre que el hígado esté en condiciones de ser trasplantado, no ponemos restricciones de edad.
¿Tienen algún récord?
Hemos llegado a utilizar el hígado de un donante de más de 90 años.
No me diga. ¿No es demasiado?
Si el hígado está en condiciones, la edad del donante no importa tanto.
¿Cuántas personas esperan en el HUCA por un hígado?
La lista de espera varía bastante. Hemos tenido meses casi sin lista o con un solo paciente. Lo habitual es estar entre 15 y 20. Ahora mismo tenemos 16 personas y la demora media está en torno a los dos meses.
Es una buena ratio, ¿no?
Es la menor demora para un trasplante hepático de todo el país.
¿Qué le suelen decir los pacientes tras la operación?
Están encantados. Siempre digo que un trasplante es casi, casi, como un milagro. Dar una segunda oportunidad es muy gratificante, y en eso juega un papel fundamental la otra pata del sistema, que son los donantes y las familias, así como los profesionales que empezaron de forma pionera cuando muy pocos creían en ello.
¿Qué recuerda del primer trasplante en el HUCA? ¿Iba nervioso al quirófano?
Nervioso no porque estaba todo bien preparado, pero siempre que entras a quirófano vas con cierta incertidumbre. Si a eso le sumas que teníamos a los medios de comunicación esperando a la salida del quirófano... Sí, la presión fue fuerte (se ríe). Afortunadamente, salió todo de maravilla.
¿Cuál es el futuro de los trasplantes hepáticos?
Hay que seguir investigando porque, aunque en España estamos en la cresta de la ola en donación de órganos gracias a la ingente labor de la ONT, de Matesanz y de los coordinadores de los hospitales, no debemos dormirnos en los laureles. Hay que luchar por conseguir más donantes.
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