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Javier Aragón, Jesús Rodríguez y Alberto Fernández León (subdirector de Atención Sanitaria y Salud Pública del Área IV).
El HUCA realiza un implante pionero con una prótesis torácica impresa en 3D

El HUCA realiza un implante pionero con una prótesis torácica impresa en 3D

La reconstrucción es idéntica a los tres arcos costales y el fragmento de esternón que le fue seccionado al paciente para extirparle un tumor

LUCÍA RAMOS

Sábado, 20 de febrero 2016, 02:44

Recuperar las costillas tal y como eran tras una intervención quirúrgica para extirpar un tumor torácico ya es posible. Un equipo de cirujanos del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) implantó con éxito, el pasado mes de diciembre, una novedosa prótesis torácica realizada mediante tecnología 3D en titanio denso biocompatible, dinámica e idéntica a las partes de la pared del tórax extirpadas al paciente. Se trata, según subrayaron el jefe del Servicio de Cirugía Torácica del centro hospitalario, Jesús Rodríguez, y el jefe de Sección de dicho servicio y codiseñador de la prótesis, Javier Aragón, de «una intervención quirúrgica pionera en España y el mundo entero que conlleva un avance significativo e innovador dentro de la cirugía del tórax».

El receptor de la nueva prótesis fue un varón de más de 50 años aquejado de un condrosarcoma -un tumor en las costillas- que requirió una amplia extirpación, incluyendo tres arcos costales y parte del esternón. Según explicó Rodríguez, «el condrosarcoma es el tumor maligno óseo primario más frecuente de la pared torácica, teniendo siempre en cuenta que los tumores de la pared del tórax son relativamente raros. En 2015 sólo tuvimos dos intervenciones quirúrgicas en el HUCA por este motivo», indicó.

Este tipo de tumores suelen ser más frecuentes en hombres con edades comprendidas entre los 30 y los 60 años y se localizan en la pared torácica anterior, explicaron los cirujanos. «El tratamiento habitual, siempre que no haya contraindicación, es una cirugía que consta de dos fases: la resección del tumor con amplios márgenes de seguridad de unos cinco centímetros, en primer lugar, y la posterior sustitución de lo extirpado con material biocompatible», explicó Rodríguez. Una sustitución en la que tradicionalmente se emplea metacrilato o barras de titanio. «El problema es que en ambos casos hay que fabricar la prótesis 'in situ', lo que conlleva un mayor tiempo de anestesia y, por tanto, más riesgo de complicaciones. Algo que no sucede con esta nueva prótesis, que ya está disponible días antes de la intervención, con lo que los tiempos se acortan notablemente», indicó.

Otro inconveniente de las prótesis tradicionales, continuó Aragón, es la rigidez de las mismas y la consiguiente limitación de movimientos del paciente y de su capacidad respiratoria, lo que produce una mayor tendencia a las infecciones pulmonares. «Se dieron casos, incluso, de prótesis que reventaban con el paso de los años», aseveró el cirujano. En este sentido, la principal ventaja de la prótesis que él mismo diseñó, junto a un ingeniero de la empresa que más tarde la fabricaría mediante impresión 3D, es que se trata de «una copia exacta» de las costillas y la parte del esternón extirpadas al paciente. «Es decir, llevamos al extremo la adaptabilidad anatómica y fisiológica y, además, dotamos a la prótesis de movilidad imitando las articulaciones existentes en el tórax real», detalló Aragón.

De paseo a los tres días

Otro de los efectos positivos de esta novedosa técnica es la rapidez con que el paciente se recuperó sin ningún tipo de complicaciones. «A los tres días ya estaba dando paseos por el hospital y en sólo una semana le dimos el alta. Y fue una semana porque quisimos tenerlo vigilado, pues al cuarto día ya nos pedía que le dejásemos irse a casa», destacó Rodríguez, quien señaló que se trata de «un plazo récord». Es, además, «una prótesis de por vida».

El precio, reconoció el jefe de Cirugía Torácica, «es elevado, de más de 5.000 euros. Pero el paciente está por encima de todo y merece la pena, pues las mejoras son significativas». En este aspecto, Aragón apuntó que en un futuro estos costes podrían verse reducidos al aumentar el uso de este tipo de prótesis, pues se pueden implantar a pacientes de todo tipo, no sólo a aquellos aquejados de tumores malignos.

El tiempo de elaboración de la prótesis rondó las cuatro semanas y su impresión no superó las 48 horas. «Ningún paciente con patología maligna va a esperar más de 20 o 30 días para ser intervenido», manifestó Rodríguez, quien subrayó que su servicio no tiene a ningún paciente en lista de espera superior a seis meses.

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