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MARÍA GANCEDO
Jueves, 21 de enero 2016, 03:48
«Hay más posibilidades de ser trasplantado que donante. Solo por eso merece la pena. Yo estoy aquí gracias a una donación». Con estas palabras, Jesús Otero, coordinador de trasplantes y tejidos de Asturias, animó a los asturianos a hacerse donante -«aunque sea sin hacerse la tarjeta. Vale con decirlo a la familia»- en 'La lupa', el programa de Canal 10 dirigido por Jesús Neira.
En 2015, el HUCA trasplantó 52 riñones, 22 hígados y 12 corazones. Casi 90 intervenciones que cambiaron la vida a 86 personas. El Hospital Universitario Central de Asturias ha sido pionero en la práctica de los trasplantes dobles. «Se han trasplantado dos riñones, e incluso un corazón y un riñón al mismo paciente», detalló el doctor Otero. A la excelencia médica hay que añadir la cooperación de los asturianos, que consiguieron que el Principado, con 43 donantes por millón de habitantes, se sitúe por encima de la media nacional.
Aún así no es fácil encontrar órganos compatibles. «Es fundamental que coincida el grupo sanguíneo, que tengan una edad parecida, sobre todo en pacientes menores de 40 años, y que no haya riesgo de sobrepeso», desgranó Otero.
Todos los trasplantes generan rechazo al principio. «Hay que bajar las defensas del sistema inmunitario, pero no en exceso. Por eso, durante los primeros meses después de la intervención es importante que el paciente evite el contacto con posibles focos de infección. Una vez superados, se puede vivir tranquilamente», explicó.
Desde que, en 1986, Otero comenzase a ejercer como coordinador, los protocolos para llevar a cabo un trasplante han cambiado mucho. «Antes teníamos que llamar a los hospitales cada vez que necesitábamos un órgano. Ahora está todo informatizado». A esa mejora tecnológica hay que añadir la comprensión de los familiares del paciente. «Las familias entienden más fácilmente la importancia de donar esos órganos para salvar otras vidas».
Si bien las muertes encefálicas en jóvenes han caído considerablemente en los últimos años, no faltan donantes maduros. El límite de edad para donar se sitúa entre los 80 y 85 años. Mientras que el paciente sea intervenido no existe una edad máxima. Respecto al coste de una intervención de este tipo, aunque es elevado se rentabiliza al año con el ahorro que supone para la sanidad pública en tratamientos.
Otero no solo lleva 30 años ayudando a salvar vidas. Él mismo tuvo que someterse a un trasplante de pulmón gracias al cual hoy sigue vivo: «Ver la muerte tan cerca, me ha cambiado la vida y el futuro. Ahora vivo al día».
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