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Una de las viviendas que quedaron destruidas por el fuego en Hervedeiras (El Franco).
Los bomberos y un tiempo favorable frenan una catástrofe de 147 incendios

Los bomberos y un tiempo favorable frenan una catástrofe de 147 incendios

La Unidad Militar de Emergencias se retira de las zonas afectadas tras comprobar que los 11 incendios que permanecen activos no revisten gravedad. El pasado sábado se llegaron a declarar en el Principado 147 fuegos

Ramón Muñiz

Lunes, 21 de diciembre 2015, 09:50

La mayor catástrofe ambiental desde las inundaciones de 2010 comenzó ayer a remitir, hundiendo en ceniza y humo a media región. Tanto que la Unidad Militar de Emergencia, desplazada el pasado sábado hasta el Principado para trabajar en las zonas afectadas, se ha retirado a su base al comprobar que los 11 focos que permanecen activos no revisten gravedad. A partir de ahora, serán los agentes de Medio Natural quienes se encargarán de revisar el estado de dichas zonas. No obstante, llegaron a a ser un total de 147 los incendios que a las 2.12 horas de la madrugada del domingo prendían a la vez en 37 concejos, un panorama «realmente increíble», según declaró el presidente del Principado, Javier Fernández. En la misma noche Cantabria atendía 40 focos y País Vasco se afanaba por contener un fuego que arrasó 200 hectáreas guipuzcoanas.

Las llamas arrasaron viviendas, cuadras y cabañas enteras en el Occidente, amenazaron poblaciones de la cordillera, y se enseñorearon con los montes del Oriente, sin causar heridos. Los daños se temen por millones y el Ayuntamiento de El Franco tiene convocado mañana un pleno para solicitar al Gobierno de España la declaración de zona catastrófica.

Desde el aire, los helicópteros de Bomberos de Asturias retrataron una región humeante, con focos que alcanzaron hasta las playas de Estaño (Gijón) o Pormenande (El Franco), pero con una 'zona cero' marcada en El Franco, víctima de un incendio principal que avanzó con una lengua de llamas de 25 kilómetros de longitud desde Boal, según Bomberos de Asturias. «El fuego nos destrozó Viavélez», señalaba abatida Cecilia Pérez, la regidora franquina. El enclave costero vivió momentos de angustia, al encontrarse durante horas rodeado por llamas que se aproximaban a las viviendas, lo que provocó que varios vecinos se plantearan la huida recurriendo a las lanchas.

La intervención de los bomberos y una pronta evacuación evitó que la angustia deviniera en tragedia. En un primer momento, una treintena de vecinos desalojados en Viavélez y La Cabana -entre otros sitios- fueron cobijados en el polideportivo de Llóngara, si bien a media noche la mayoría había logrado acomodo en casas de familiares u hoteles.

Concejos y localidades afectadas

  • fuegos activos

  • Brañalibrel (Boal); Las Ablanosas, en Candamo (Controlado); en Baselgas (Grado); en Borias (Langreo); en La Roza (Parres); en Villamejín, Serandi, (Proaza); en la La Veguiña (Tapia de Casariego); en Vigidel, Teverga, (Controlado); en Rales, Villaviciosa (Controlado); en Parlero, Villayón (Controlado) y en Yernes (Yernes y Tameza).

Las hectáreas calcinadas en este enclave se estiman en las 3.500, una catástrofe que, de confirmarse, excedería las 2.012 perdidas en el incendio de El Valledor en octubre de 2011. También sería peor que el que abrasó Villayón en marzo de 1998, cobrándose 2.207 hectáreas, en el que se considera el peor incendio de las últimas décadas.

La crisis obligó al Principado a tirar de todos sus medios y solicitar auxilio al Ejército y el Ministerio de Medio Ambiente, a las 21 horas del sábado. Entre bomberos y cuadrillas forestales la administración autonómica reunió a 230 profesionales, que durante la madrugada lograron el refuerzo de 98 efectivos del Cuarto Batallón de la Unidad Militar de Emergencias (UME). Los soldados se centraron primero en controlar las llamas en Cangas del Narcea y después se movilizaron para actuar en El Franco. Sumados, civiles y uniformados formaron un contingente de 328 personas, lo que en el momento crítico apenas ofrecía 2,2 efectivos por cada foco declarado con vientos de hasta 102 kilómetros por hora en Taramundi, que impidieron el uso de helicópteros y avionetas.

La situación ha cambiado hoy. No obstante, la Aemet sigue situando riesgo extremo de incendio forestal en la franja costera y muy alto en el interior, por lo que, a petición del Principado, el Ministerio de Medio Ambiente ha desplazado a la zona dos aviones anfibios de 5.500 litros de capacidad de descarga, procedentes de la base de Torrejón en Madrid. Están destinados a sofocar el incendio de Brañalibrel y Cabana Ouria, en Boal.

En lo que se refiere a medios humanos hay 118 efectivos trabajando en los distintos incendios (68 bomberos del SEPA, 20 efectivos de empresas forestales y 30 Agentes del Medio Natural).

El objetivo es acabar con una amenaza que ha causado horas de pesadilla a profesionales y afectados, que no dudaron en sumar esfuerzos. Los ganaderos del concejo de El Franco, por ejemplo, colaboraron como pudieron en el enfriamiento de las brasas, llevando agua en las cubas de los tractores. En Tineo los profesionales no pudieron llegar a todos los núcleos amenazados en la zona del río Genestaza, lo que obligó a cuatro vecinos de Puentecastro a librar la batalla por su cuenta, echando cubos de agua al bosque de castaños que flanquea sus viviendas.

La mañana del domingo dio una leve tregua. Los vientos amainaron en las zonas de interior, hubo chubascos localmente moderados en el Occidente y la cordillera, y las llamas empezaron a encontrarse en algunos puntos rodeadas ya de cenizas, sin más bosques secos sobre los que crecer. El refuerzo de las avionetas y helicópteros, sumado al despliegue de los efectivos consiguió ir revirtiendo la situación, a pesar de que el Ministerio de Medio Ambiente no logró sumarse al despliegue, debido a que sus aeronaves no tenían condiciones suficientemente favorables para llegar desde Madrid.

El viento, factor determinante

Anoche, el 112 Asturias cifraba en 60 los incendios forestales activos, 33 de ellos ya bajo control. «Las condiciones atmosféricas no han tenido nada que ver con las del sábado y ahora nos favorecen», reconocía el capitán de la UME, David Barona. «Hay mucho humo, pero llamas pocas», resumió.

La buena nueva, a media noche de ayer, era que los focos aún activos «no amenazan a viviendas ni infraestructuras», según anunció el consejero de Presidencia, Guillermo Martínez. La previsión meteorológica para hoy también resultaba favorable, pues aunque se mantienen los cielos soleados, el viento pierde fuerza y el descenso de las temperaturas mínimas puede provocar heladas en zonas de montaña.

Una vez superada la crisis ambiental, tocará analizar las causas que la han alimentado. El sábado, al poco de reclamar auxilio al Ejército y el Ministerio de Medio Ambiente, el consejero Guillermo Martínez deslizó su sospecha de que los incendios, «por su número y las fechas en las que estamos, fueron provocados». Ayer el presidente regional, Javier Fernández, se mostró más cauto: «Yo tengo que ser prudente porque ahora mismo no estoy en condiciones de sacar conclusiones. No me voy a referir a si esa simultaneidad que parece imposible ha sido por acciones intencionadas o no». El jefe del Ejecutivo regional matizó además que una vez controlados los focos «es a otro a quien corresponde ver quiénes son los responsables».

En realidad, la averiguación de las causas de los incendios forestales ocupa a las Brigadas de Investigación (Bripas) de la Consejería de Presidencia y a los agentes del Seprona de la Guardia Civil. Ayer desde el Instituto Armado se anticipaba que se van a desarrollar pesquisas para analizar si «alguno» de los fuegos fue provocado, advirtiendo que serán las investigaciones las que determinen «en qué cuantía» hubo focos causados por pirómanos o imprudentes.

Se sabe que el viento y el calor del sábado reavivaron incendios que en los días anteriores se dieron por controlados y desplazaron sus brasas varios cientos de metros. También que el 39% de los incendios que registró Asturias entre 2001 y 2013 fueron provocados, según un estudio de la Fundación Civio. La intencionalidad no siempre es clara. Ayer mismo varios eran los agricultores que aprovecharon el buen tiempo para quemar rastrojos, pese a la prohibición terminante decretada por el Principado.

En esta información han colaborado Idoya Rey, Isabel Gómez, Terry Basterra, Lydia Is, Lidia Álvarez y David Suárez.

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