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OLGA ESTEBAN
Jueves, 10 de diciembre 2015, 00:29
En los últimos cinco días, las urgencias pediátricas del Hospital Universitario Central de Asturias han registrado un aumento de entre el 10% y el 15% respecto a la semana anterior. El centro está atendiendo entre 110 y 140 consultas diarias, principalmente de pequeños con afecciones de las vías respiratorias. Una situación que se repite en otras ciudades y que en Madrid, por ejemplo, ha hecho saltar las alarmas. Aunque el final del otoño y el inicio del invierno es la época del año en la que hay normalmente una mayor incidencia de infecciones de las vías respiratorias, en esta ocasión las cifras han llevado a los pediatras a advertir de que los altos niveles de contaminación están empeorando la situación. Así lo explicaba la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (Seicap), después de analizar los datos de las últimas semanas en Madrid y constatar que se habían triplicado las urgencias.
En Asturias, los pediatras son más cautos. Es cierto que hay más consultas. Es cierto que este último fin de semana ha sido, admiten, «movidito» en el HUCA. Y es cierto que todo ello coincide con los días en los que saltaron las alarmas por contaminación en Oviedo, lo que llevó incluso a cortar el acceso a la ciudad por la 'Y'. Pero también el otoño, en el Principado, es tradicionalmente «malo» para los niños en todo lo referente a las infecciones respiratorias. Lo que la Sociedad Española de Inmunología Clínica ha detectado en Madrid es que «se ha triplicado el número de atenciones en urgencias, la mayoría de ellas vinculadas a broncoespasmos por infección de las vías respiratorias por el virus respiratorio sincitial (VRS), conocido como virus de la bronquiolitis». Y eso es «completamente extrapolable a Asturias», asegura Porfirio Fernández, responsable de la Unidad de Alergias Pediátricas del HUCA y miembro de la Seicap.
Ese aumento, explica Fernández, es habitual en Asturias. «El otoño es malo. En primer lugar, porque hay muchos ácaros, por la humedad. Y en segundo lugar, por los virus», como el mencionado de la bronquiolitis, que puede provocar bronquitis tanto en bebés como en niños de más edad. Entre diciembre y enero, explica Porfirio Fernández, se suele registrar un pico de este virus. Y tanto los virus como los ácaros afectan a los niños asmáticos. Por lo que en esta época del año se juntan las dos cosas.
«Pico estacional»
En la misma línea se pronuncia Venancio Martínez, pediatra asturiano y presidente de la Sociedad Española de Pediatría, quien admite que en estos momentos hay muchas consultas de niños asmáticos, algo que él relaciona con el «pico estacional normal que se da siempre dos meses después de iniciar el curso». No hay datos suficientes, asegura, para concluir que en esta ocasión esté influyendo la alta contaminación. Hay datos indirectos, admite, estudios realizados en otros países, que concluyen que la alta contaminación empeora la salud de los niños con problemas respiratorios crónicos. Pero ahora mismo, en Asturias, «sería difícil establecer una relación de causa y efecto».
Porfirio Fernández también es cauto en ese sentido. Pero sí admite una cuestión. Este año, a diferencia de otros, entre las afecciones que están llevando a los pequeños a urgencias hay mayor presencia de virus. No solo del virus respiratorio sincitial, el de la bronquiolitis, sino de otros que también afectan a las vías respiratorias. «Estamos viendo más cuadros víricos. Y en los virus sí influye la contaminación, así que probablemente pueda estar relacionado», asegura, aunque matizando que «es muy difícil saber hasta qué punto es la causa».
Fernández admite, como Venancio Martínez, que hay estudios que demuestran que existe una mayor prevalencia de asma entre los niños que viven cerca de una fuente de polución (por ejemplo, junto a una vía con mucho tráfico). Y que los niños asmáticos que conviven en ambientes con mayor contaminación sufren más exacerbaciones de su asma. Pero, al mismo tiempo, llama la atención de que en estos últimos días se han dado otra serie de circunstancias que también pueden haber influido en el aumento de urgencias en el HUCA, como que los días festivos no hay pediatras de urgencia en los centros de salud o que había una «población muy cambiante».
Por su parte, la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica, lo deja claro. «El dióxido de nitrógeno, al igual que otros productos de la combustión de los motores, como el dióxido de azufre, afecta a las vías respiratorias y agrava los síntomas de aquellos pacientes que están sufriendo episodios de infección de las vías respiratorias. En concreto, el dióxido de nitrógeno puede inducir cambios en el bronquio terminal, provocando la inflamación de la vía aérea y favoreciendo la broncoconstricción». La Seicap hace referencia a un artículo publicado recientemente que asegura que la exposición a la contaminación del tráfico puede causar una pequeña reducción global de la función pulmonar y otro que indica que la calidad el aire se relaciona de forma directa con la prevalencia del asma.
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