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A. AUSÍN / M. MENÉNDEZ
Sábado, 12 de septiembre 2015, 00:40
Ya adelantó hace una semana su deseo de «una ceremonia sencilla». Y añadió con vistas a ella una modesta solicitud: «Que pidáis por mis faltas y pecados, porque los tengo». Gabino Díaz Merchán será homenajeado hoy al mediodía en la catedral de Oviedo al cumplirse el 50 aniversario de su ordenación como obispo de Guadix, donde pasaría un período de cuatro años antes de trasladarse a Asturias en 1969, donde cumpliría 33 años como arzobispo.
En su comparecencia con los medios de comunicación, la pasada semana, donde repasó su larga trayectoria, Merchán alertó contra «el peligro de la exclusión» de los cristianos respecto a aquellos «a los que consideramos demonios por haber cometido una falta grave» y emplazó a todos, incluidos los obispos, a hacer examen de conciencia. Recordó en este sentido al profeta Ezequiel cuando pedía que los prelados se erigieran «en una atalaya desde donde fueran ejemplo para la vida cristiana», una tarea que consideró tan dificultosa que le llevó a sentenciar: «Yo no soy ese ejemplo».
Este mediodía, sin embargo, la Iglesia asturiana y española se darán cita en la catedral para agasajar a quien, a sus 89 años, pese al envoltorio de modestia, concita el reconocimiento general de la institución eclesiástica y la sociedad civil, así como el indudable afecto de los asturianos. Presidirá el acto el arzobispo titular, Jesús Sanz Montes. Y se espera la presencia de los prelados de Santander, Manuel Magisterio; Astorga, Camilo Lorenzo, y León, Julián López, todos ellos pertenecientes a la Provincia Eclesiástica de Oviedo, así como representantes de la Conferencia Espiscopal Española y de todos aquellos fieles que deseen asistir. «Será una misa normal», aclaran.
Gabino Díaz Merchán nació en Mora (Toledo) en 1926. Estudió en el Seminario de Toledo y en la Universidad Pontificia de Comillas. Fue ordenado sacerdote en la localidad cántabra en 1952. Tras ser capellán mozárabe y canónigo de la Santa Iglesia Catedral Primada de Toledo, fue preconizado obispo de Guadix-Baza en 1965 y trasladado a Oviedo en 1969, sustituyendo a Vicente Enrique y Tarancón. Tomó posesión y celebró su primera misa en la Santa Cueva de Covadonga el 20 de septiembre de ese año y entró en la capital de la archidiócesis al día siguiente, coincidiendo con la festividad de San Mateo. Renunció a la archidiócesis, por motivos de edad, el 7 de enero de 2002.
Merchán también tuvo una importante relevancia política en unos años muy trascendentes para el país, pues fue presidente de la Conferencia Episcopal Española entre 1981 y 1987, cuando fue sustituido por Ángel Suquía.
El toledano destacaba el pasado jueves «la sensibilidad social de la sociedad asturiana», con la que ha mantenido siempre un compromiso total. Prueba de ello fueron sus continuas reuniones con colectivos de trabajadores en lucha, desde la minería hasta el sector naval. El Ayuntamiento de Oviedo lo nombró hijo adoptivo y le otorgó la medalla de oro de la ciudad. Es también medalla de oro de Castilla-La Mancha e hijo adoptivo de Asturias.
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