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Laura Fonseca
Sábado, 5 de septiembre 2015, 00:16
La legislatura pasada fue una de las más broncas que se recuerdan en la sanidad asturiana. Empezó con una huelga médica de tres meses en protesta por la modificación de la jornada laboral y concluyó con una complicada y tensa puesta en marcha del nuevo HUCA. Antonio Matador (Cangas del Narcea, 1954), facultativo de Urgencias Hospitalarias y secretario general del Sindicato Médico (Simpa) desde 2010, repasa lo ocurrido en estos tres últimos años y deja un mensaje al nuevo equipo sanitario: «El conflicto no está cerrado», advierte.
Hace ahora tres años, el 31 de agosto de 2012, el Principado aprobaba una nueva jornada laboral cuya implantación derivó en la mayor huelga médica de la historia. ¿Está totalmente cerrado ese conflicto?
No, no está cerrado. Hay varios incumplimientos que ya hemos planteado al nuevo consejero de Sanidad y que trasladaremos al Sespa.
¿Qué incumplimientos?
No se están concediendo los módulos compensatorios para los mayores de 55 años que dejan de hacer guardias. Tampoco estamos de acuerdo en cómo se están aplicando los módulos de tarde, ya que cada gerencia hace lo que le da la gana, pero siempre es el médico el que acaba perdiendo horas.
¿Se podría reabrir el conflicto?
No lo sé, pero los servicios hospitalarios están muy quemados, sobre todo con lo de las tardes. Es especialmente grave en el caso de los anestesistas porque tienen que estar en todas las programaciones. Hay muchos profesionales que en octubre ya tienen hecha la jornada anual.
Esa jornada laboral que resultó tan conflictiva proviene de la anterior Consejería de Sanidad. Ahora hay otro Gobierno, también socialista. ¿Le va a pedir el Simpa al nuevo consejero Francisco del Busto que dé marcha atrás en lo de las tardes?
Sí, por supuesto. Somos una de las pocas comunidades que creó los polémicos módulos de tarde. La mayoría de los servicios autonómicos de salud optaron por extender la jornada media hora más al día. Castilla y León, por ejemplo, hizo eso y firmó un pacto para incrementar la actividad un 10%. Es una fórmula que nos parece mucho más acertada.
O sea, ¿retirar el trabajo de tarde?
Sí, pero sería para hacer media hora más al día a cambio de aumentar la actividad entre un 8 y un 10%. O que haya libertad para que cada servicio lo organice como crea conveniente.
Y esa jornada que propondrán, ¿sería con o sin 'peonadas'?
No me gusta hablar de 'peonadas' porque en definitiva son horas extraordinarias. Dicho esto, también desearía aclarar -porque fue algo que se usó contra los médicos- que no fuimos nosotros quienes creamos las 'peonadas' sino los gestores sanitarios.
Dicen que las 'peonadas' son perversas porque al final se acaba haciendo por la tarde, y cobrando por ello, un trabajo que debería hacerse en el turno normal.
Ese es el argumento que empleó la anterior consejería, que partía de muchos tabúes y prejuicios, y que nos veía a todos los médicos como grandes corruptos del sistema. Las horas extraordinarias siempre estuvieron ahí y se emplearon para bajar la lista de espera, al igual que las derivaciones a centros concertados y privados, en uno de los cuales, por cierto, el anterior consejero de Sanidad se está ahora reciclando (Me extraña que no haya elegido un hospital público). Volviendo a las 'peonadas', son una herramienta más de trabajo. Ahora, si me pregunta qué prefiero, me inclino por la contratación de personal en vez de programar planes especiales.
¿Los módulos de tarde no gustan a los médicos porque impiden a muchos abrir su consulta privada?
En la sanidad asturiana debe haber un 8% de médicos con consulta privada, sin embargo, el grado de crispación es de un cien por cien. Hay servicios a los que le vendrá estupendo trabajar de tarde, pero como regla general, es mucho más operativo extender la jornada media hora más. Se empeñaron en implantar las tardes a toda costa por una cuestión ideológica.
¿Ideológica?
Sí, porque éramos el enemigo a batir y la anterior consejería y sus grupos de presión nos veían como privilegiados y corruptos.
Una duda que tengo es ¿por qué si ahora con la nueva jornada se trabaja por la tarde y, por tanto, se hace más actividad que antes hay 3.000 pacientes más en lista de espera quirúrgica que hace tres años?
Sanidad quitó de un plumazo los planes especiales contra las demoras y redujo a mínimos las contrataciones. Solo dejó abierta la vía de las derivaciones, pero resultó claramente insuficiente. Se gestionó mal.
¿A lo mejor hay que trabajar a tres turnos?
(Risas). Lo dicho por los máximos responsables de CC OO y UGT denota lo poco que conocen el sistema sanitario. Equiparar la sanidad con la siderurgia es una barbaridad.
El nuevo consejero dice no tener tabúes para oír propuestas. ¿El anterior los tenía?
Sí, sin lugar a dudas tenía prejuicios contra los médicos.
¿Es cierto que cuando en el Simpa supieron que ya no seguía Faustino Blanco al frente de Sanidad hubo algún que otro brindis?
(Risas)... Hubo un poco de alegría, sí, porque es cierto que no tuvimos buena relación con Faustino Blanco. De hecho, la huelga de 2012 se podría haber evitado. En octubre de ese año ya teníamos un acuerdo con el Sespa, con la gerente Celia Gómez, y fueron la Consejería de Sanidad y el 'grupito' de Blanco los que lo tumbaron.
¿Y es cierto que hicieron llegar un mensaje al presidente Javier Fernández cuando estaba formando gobierno advirtiéndole de que si seguía Blanco habría una nueva huelga médica en poco tiempo?
Eso era evidente. El ambiente está muy crispado y Blanco y algunos de sus colaboradores se dedicaron a enconarlo todavía más.
Van a huelga por legislatura.
Eso no es cierto. Con Ramón Quirós no hubo huelga. Además, a los médicos no nos gustan estos conflictos, sobre todo por los pacientes. Siempre que fuimos a una huelga fue porque nos vimos obligados. En 2006 fue para reclamar la carrera profesional que ya tenían todas las comunidades y la última, la de 2012, fue porque nos querían quitar el descanso tras la guardia, además de otras muchas cosas. Fue una huelga defensiva.
Empieza una nueva legislatura. ¿Ponen el contador a cero o hay líneas rojas?
Tenemos cuatro puntos: la convocatoria de una OPE y un concurso de traslados; retomar la carrera profesional para todos los niveles; negociar una nueva jornada laboral y, por último, crear un sistema de provisión de plazas en Especializada que respete los principios de mérito, capacidad y publicidad. Ahora están contratando a dedo y se tiene que acabar.
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