«Te tengo que colgar porque estoy notando vibraciones y se cortará»

Este terremoto de 7,4 grados ha sido más lejos de Katmandú y por eso mis amigos nepalíes no se han visto afectados esta vez, pero en este momento se encuentran llevando camiones de ayuda a un pueblo donde solo hay 45 supervivientes, en Dhola (distrito de Dhading), donde se ha cebado el segundo terremoto, y que hasta el momento no ha recibido ninguna clase de ayuda. Es el relato de la ovetense Paula Rivas, que vivió anoche, a distancia pero en directo, la angustia del segundo seísmo en Nepal. Mientras hablaba con su amigo Binish Maharjan por teléfono, al que conoció el año pasado mientras realizaba labores de voluntaria en el país, comenzó el terremoto. Me dijo, asustadísimo: Te tengo que colgar porque siento vibraciones y se va a cortar internet, recuerda. Y no supo más de él hasta por la mañana, que volvió a conectarse gracias a las tarjetas SIM repartidas por el gobierno nepalí. No obstante, esta vez su barrio de Katmandú, Kirtipur, no se ha visto afectado. Sin embargo, los amigos nepalíes de Paula viven en una tienda de campaña por un doble motivo: su casa se derrumbó con el primer seísmo, y porque por seguridad ante las réplicas, no se recomienda que entren en los edificios dañados.

Esto hace que la asturiana, que ya ha recaudado más de 4000 euros por la causa nepalí, que ingresa directamente en las cuentas de sus amigos, de 600 en 600 euros por las limitaciones bancarias para que la ayuda llegue directamente a quien la necesita, quiera redoblar sus esfuerzos a la hora de recabar solidaridad en las redes sociales. Estoy muy agradecida y ellos también, dice respecto a Binish y otro de sus amigos, Madan Baral, que es quien se encarga, a través de la asociación EGBOSA, formada por exestudiantes de Medicina, Farmacia e Ingeniería, de distribuir en camiones por los pueblos aislados los productos que compran gracias a los ingresos realizados por Paula desde España, procedentes de los donativos. Comida, productos sanitarios, tiendas de campaña...todo es fotografiado y subido a Internet para difundir la iniciativa y dar las gracias por la colaboración. Hasta que se produjo el segundo movimiento de tierras, la ayuda se estaba centrando en Rasuwa, un distrito al que tampoco llegaba la ayuda humanitaria.

Paula Rivas lamenta que el colegio donde ella realizó su voluntariado en Nepal hace un año. Kirtipur Boarding School y que daba escolarización, entre otros, a niños que se habían quedado sin padres, y que con el tiempo se convirtió en un muy buen colegio se encuentre destruido por el terremoto, y puntualiza que parte de la ayuda también la están recibiendo sus impulsores, la familia que además la acogió durante su estancia en Nepal.

Otra de las opciones que se les han abierto a Paula y a sus amigos es aportar dinero a la potabilizadora que una ONG quiere construir, pero la ovetense reflexiona: De momento, mientras sepamos que hay gente que no tiene ni comida como en Dolakha, la ayuda seguirá siendo para eso, y más adelante podrá ser para otras cosas.

Esta joven ovetense explica además que, en sus conversaciones con sus amigos afectados por los terremotos, ha podido saber que la ayuda humanitaria se encuentra retenida en aduanas. "Todo va muy lento y el Gobierno es muy corrupto y nada competente. No sabe organizarse".

Paula Rivas destaca que, desde que volvió de Nepal, ha seguido manteniendo contacto a través de internet con ellos y que, a pesar de terremoto que ha acabado con sus casas, "de ninguno ha salido rogar ni pedir ayuda".

El procedimiento se articula a través de la cuenta de Paula y consiste en mandar el dinero recaudado mediante Western Union, una organización que se dedica a enviar dinero entre países. Todos aquellos interesados en colaborar pueden hacerlo ingresando lo que consideren oportuno a la cuenta:

Banco Santander

Paula Rivas de Frutos

ES08 0049 6780 53 2195363441

Concepto: Nepal