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LUCÍA RAMOS
Domingo, 15 de marzo 2015, 01:32
Veinticuatro horas. Es el tiempo que transcurre entre que se realiza una donación de sangre y los productos derivados de la misma pueden ser utilizados. Todos tenemos algún pariente o amigo donante. Puede que nosotros mismos lo seamos. Y sin duda estamos al tanto de la que fue la 'noticia del día' el pasado martes: los hospitales asturianos se veían obligados a suspender operaciones no urgentes ante la falta de sangre. Sin embargo, ¿qué sabemos acerca del proceso que sigue ésta desde que se recoge hasta que es utilizada? ¿Qué requisitos deben cumplir los donantes? Las respuestas se encuentran entre las paredes del Centro Comunitario de Sangre y Teijdo de Asturias y es su directora técnica, la médico especializada en Hematología Mari Carmen Muñoz, la encargada de resolver nuestras dudas.
bolsas de concentrado de hematíes salieron del Centro Comunitario en 2014.
unidades de plaquetas se repartieron entre los hospitales asturianos el año pasado.
bolsas de plasma se utilizaron en Asturias en 2014.
días tarda en caducar una bolsa de concentrado de hematíes. Se conserva entre 2 y 6 grados.
días se puede guardar una unidad de plaquetas. Se conserva a unos 20-24 grados y en agitación.
años se conserva una bolsa de plasma, congelada a -30 grados.
Todo comienza con la recepción del donante, quien debe identificarse mediante su DNI y rellenar un formulario de consentimiento al que acompañan unas sencillas preguntas acerca de diferentes motivos que pueden contraindicar la donación, como problemas de salud o conductas sexuales de riesgo. Si todo va según lo previsto pasa a la sala de donaciones, donde personal médico y de enfermería le interrogan sobre puntos que podrían ser conflictivos, comprueban que no tenga anemia mediante una punción en un dedo y controlan su tensión arterial. A continuación se extrae una unidad de sangre (450 centímetros cúbicos) y tres tubos de analíticas.
Este primer paso se puede llevar a cabo en cualquiera de los cuatro puntos fijos de donación de los que dispone Asturias -el ambulatorio de Puerta la Villa y el Hospital de Cruz Roja en Gijón, el local de la Asociación de Donantes de Sangre de Avilés y el propio Centro Comunitario de Sangre y Tejidos en Oviedo- o en una de las tres unidades móviles que, a diario, recorren la región. Para ser donante hay que tener entre 18 y 65 años y pesar más de 50 kilos. Además, los hombres deben tener más de 13,5 gramos de hemoglobina por decilitro de sangre y las mujeres, más de 12,5.
Tres en uno
Las bolsas obtenidas se transportan hasta el Centro Comunitario sobre placas de butanodiol que las mantienen a 22 grados, la temperatura idónea para llevar a cabo el fraccionamiento, que es la siguiente fase del proceso. «De cada bolsa de sangre se pueden extraer tres productos: hematíes, plaquetas y plasma. Cada uno se utiliza por separado. Los hematíes se emplean en pacientes con anemia, ya sea médica o quirúrgica. Las plaquetas son para aquellos que sufren trombopenia, por ejemplo, a causa de un trasplante de médula ósea, y el plasma es útil para tratar problemas de coagulación», explica Muñoz.
Para extraer estos tres derivados se centrifugan las bolsas y acto seguido se introducen en máquinas de fraccionado. El concentrado de hematíes se filtra para eliminar los leucocitos, pues pueden transportar gérmenes, y después se almacenan en una nevera a una temperatura de entre 2 y 6 grados durante 42 días como máximo. El plasma se congela y se guarda en cámaras a temperaturas inferiores a los -30 grados. Puede conservarse en perfectas condiciones hasta dos años. Para obtener un 'pool' de plaquetas se unen las capas leucoplaquetares de cinco bolsas del mismo grupo sanguíneo, pues es el componente más escaso. Éstas se conservan a entre 20 y 24 grados y en agitación, para evitar que las plaquetas se agreguen. Su vida útil es de una semana. Las plaquetas y el plasma, además, son sometidas a un tratamiento fotoquímico que elimina cualquier germen.
Laboratorio
Mientras se separan y almacenan los derivados de la sangre, ésta es analizada en el laboratorio para confirmar el grupo al que pertenece y descartar la presencia de anticuerpos de sida, Hepatitis B y C y sífilis. Para eliminar el llamado 'periodo ventana' que es tiempo que transcurre entre que una persona contrae una enfermedad y desarrolla anticuerpos para la misma, pero durante el cual puede contagiar a otros, se utiliza la técnica de amplificación de ácido nucleico, que permite localizar la presencia de los propios virus en la sangre. «Hasta que no tenemos los resultados negativos de los análisis nuestro sistema informático no permite imprimir las etiquetas para poner en circulación los productos. Además, durante todo el proceso está garantizada la trazabilidad de los mismos, desde el momento de la donación hasta su utilización», explica la hematóloga.
Por último, el Centro Comunitario recibe y atiende a diario los pedidos de los centros hospitalarios de la región. «Cada día solemos repartir unas 200 bolsas de concentrado de hematíes y 30 de plaquetas. El plasma varía mucho de unos días a otros», explica Muñoz. La hematóloga reconoce que fue una grata sorpresa la oleada de donaciones que se produjo esta semana, pero recuerda que lo que hace falta son donantes «fidelizados». Sólo el año pasado el centro repartió 41.104 bolsas de hematíes, 6.500 de plaquetas y 5.500 de plasma. Este último suele sobrar, así que se envía a la industria farmacéutica para fabricar medicamentos como albúmina o inmunoglobulina.
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