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L. F.
Jueves, 5 de marzo 2015, 00:15
Indignados, dolidos, cabreados y «agotados». Este es el sentir de parte de los trabajadores del nuevo HUCA y así lo dejaron patente ayer en la asamblea que celebró la Junta de Personal para evaluar los últimos acontecimientos sucedidos en La Cadellada, entre ellos, la polémica avería de una de las tuberías que obligó a suspender operaciones en el bloque quirúrgico II. «Hay que decirle a Gispasa que 'hasta aquí llegamos'», advirtió Ramona García (UGT), presidenta de la Junta de Personal. La plantilla del Hospital Central reclama a la gerencia una rectificación pública «desmintiendo la acusación de sabotaje. Es una vergüenza que nos quieran cargar el muerto a nosotros», lamentaba la representante sindical.
García aseguró que lo dicho por Giroa, empresa subcontratada por Gispasa y que se encarga de parte del mantenimiento del complejo hospitalario, «no tienen ni pies ni cabeza. El personal de mantenimiento del HUCA fue el primero en atender a la llamada de aviso cuando se produjo el suceso, encargándose de su reparación la misma noche y percatándose de que la 'llave de corte' estaba abierta cuando debería estar cerrada, no como se está diciendo», recriminó. Los trabajadores se concentrarán el próximo lunes en el hall de hospitalización del HUCA en señal de protesta «por todo lo que está pasando en La Cadellada. Es vergonzoso y nadie le pone solución», lamenta la Junta de Personal.
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