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Indignación laboral por la nueva acusación de sabotaje en La Cadellada

El hospital desvela que la Policía investiga la última avería. «El origen fue una válvula que debía estar cerrada y no lo estaba», dijo el director médico

L. FONSECA

Sábado, 28 de febrero 2015, 00:19

Oviedo. Una válvula que debía estar cerrada y no lo estaba fue, según la dirección del hospital, el origen de la avería que el pasado viernes anegó una sala donde se almacena material quirúrgico del HUCA. La filtración de agua obligó al centro a suspender operaciones a lo largo de la semana y a reprogramar hasta seis cirugías de implantes y prótesis. La medida se adoptó después de que responsables de Medicina Preventiva comprobaran que no se daban las condiciones de asepsia para llevar a cabo este tipo de operaciones y forzaran la inhabilitación temporal de la zona, al menos, para estas cirugías. La dirección del complejo sanitario sospecha ahora que la avería pudo haber sido provocada. No es la primera vez que los responsables de La Cadellada hacen una acusación de este calibre. «El origen de esa fuga parece ser que fue una válvula que debería estar cerrada y no lo estaba, y simplemente lo que se ha hecho por parte de Gispasa, que es la propietaria del edificio, es hacer una denuncia y la Policía lo está investigando». Así, literal, lo indicó ayer el director médico, Miguel Rodríguez, al término de una rueda de prensa donde se presentaron datos de la Unidad de Cirugía Mayor Ambulatoria. Por la tarde, la Consejería de Sanidad matizaba las palabras del director médico, y afirmaba que Gispasa no había presentado denuncia policial alguna. Tampoco el Sespa ni la Consejería de Sanidad. Al parecer, fue la empresa de mantenimiento la que llevó las últimas goteras a instancias policiales.

El caso es que esta nueva insinuación de sabotaje ha indignado a los trabajadores. El gerente del Área IV, Manuel Matallanas, ya había hecho lo propio en enero pasado, cuando dijo que las primeras goteras que se registraron en La Cadellada en agosto de 2014 pudieron haber sido intencionadas. Nada más conocerse que esta última fuga de agua, la de los quirófanos, estaba siendo investigada por la policía, las reacciones laborales comenzaron a llegar a EL COMERCIO en cascada. Tanto el Sindicato Médico (Simpa) como Sicepa-Usipa-Saif, CSI y la plataforma SOS HUCA recriminaron la actitud del hospital. «Sembrar dudas y plantear insinuaciones de sabotajes sin prueba alguna es una auténtica imprudencia que raya el delito», indicó Sicepa, que exigió «la dimisión inmediata del director médico».

SOS HUCA afirmó haber hablado con varios testigos. «El único acceso a esas calderas lo tiene la empresa Giroa, subcontrata de Gispasa. La responsabilidad de una avería a ese nivel solo puede ser entonces de quien controla el acceso», indicó. Asimismo, calificó de «grave» la acusación del hospital, «amén de contrastadamente falsa. Es indignante que esta operación de lavado de manos pase por inculpar a los trabajadores».

Ángel Colmeiro, del Simpa, indicó, que su sindicato tiene constancia de que la fuga se produjo porque una de las válvulas de PVC no aguantó el paso de agua a más de 80 grados centígrados. «Los trabajadores no fuimos los que pusimos esas válvulas».

Finalmente, CSI-Sanidad indicó que «la política de externalización de los servicios nos traen estos lodos».

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