Irrumpe en las urgencias del HUCA con una pistola de fogueo y amenaza a dos trabajadoras

Un paciente irrumpió en las Urgencias del HUCA con una pistola, que luego se supo que era de fogueo, y amenazó a dos trabajadoras (una celadora y una auxiliar) exigiendo ser atendido. Los hechos tuvieron lugar el pasado domingo y aunque todo acabó en un susto, varios de los profesionales que presenciaron lo ocurrido aseguraron que «se vivieron momentos muy tensos». El protagonista de los hechos es un paciente psiquiátrico que portando una pistola de fogueo entró en la sala de Urgencias y posteriormente se dirigió al control, donde se encuentra el personal que realiza el triaje. Allí, amenazó a una celadora, a la que «le llegó a poner la pistola en la cabeza» y también a una auxiliar. El personal sanitario logró calmar al paciente y llevarlo a una de las consultas. El guardia de seguridad asignado a Urgencias solicitó ayuda a un segundo compañero, que en ese momento se encontraba en otra zona del hospital. Entre ambos, lograron «contenerle», y posteriormente, los médicos procedieron a tramitar su ingreso en la planta de Psiquiatría del HUCA.

Lo sucedido, en opinión de los sindicatos, «pone de manifiesto la falta de seguridad a la que se enfrentan a diario los trabajadores de este hospital». El responsable del Sicepa-Usipa, Francisco Menéndez, denunció que «en todo el complejo hospitalario hay apenas tres guardas de seguridad. Cuando el domingo ocurrió lo que ocurrió, el guarda de Urgencias tuvo que esperar a que viniera un segundo compañero porque él solo no era capaz a contener al paciente. ¿Y si es vez de ser un arma de fogueo hubiera sido de verdad, que habría pasado?».

No es la primera vez que el personal de Urgencias debe hacer frente a la amenaza de un paciente. A finales del pasado mes de junio, y cuando el hospital apenas llevaba unas semanas funcionando en su nuevo emplazamiento de La Cadellada, un enfermo que estaba siendo atendido en la consulta de psiquiatría de Urgencias agredió a la psiquiatra de guardia, una enfermera y una auxiliar. Se avisó al personal de seguridad pero en aquel entonces la falta de cobertura telefónica impidió que le llegara el aviso al busca. Las propias agredidas fueron las que lograron inmovilizar al enfermo.