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La oposición, excepto el PP, califica de «retroceso» la vuelta a los «manicomios»

Familiares de enfermos mentales ven acertada la idea del Principado de crear 3 mini residencias, mientras los psiquiatras se muestran divididos

LAURA FONSECA

Martes, 16 de diciembre 2014, 00:31

La pretensión del Principado de crear tres residencias psiquiátricas en Oviedo, Gijón y Avilés ha reabierto una vieja polémica en Asturias en torno a la reforma psiquiátrica de los años noventa. Aquel movimiento, que tuvo enorme apoyo en el Gobierno regional de entonces pero también grandes detractores entre profesionales y familiares de enfermos mentales, acabó con el cierre del viejo Hospital Psiquiátrico de La Cadellada, una institución en la que llegaron a convivir hasta un millar de pacientes y cuyos terrenos acogen ahora el nuevo HUCA.

La oposición, excepto el PP, se mostró temerosa de que todo esto «suponga un retroceso que nos lleve al modelo de los viejos manicomios». Foro, UPyD e IU (esta última con matices) criticaron el planteamiento de Sanidad y Servicios Sociales, que aboga por habilitar tres mini psiquiátricos de 30 plazas para enfermos mentales de menos de 50 años que carezcan de vivienda o que no puedan vivir en familia ni compartir piso.

La iniciativa del Principado, avanzada por EL COMERCIO, busca atender la necesidad de alojamiento detectada entre un sector de pacientes psiquiátricos que carecen de contención familiar y social y, que, en algunos casos «se ven abocados a vivir en la calle». Desde IU, la diputada Noemí Martín aseguró comprender «que pueda existir un problema residencial entre algunos de estas personas, pero eso no nos debe llevar a reproducir viejos manicomios. No vaya a ser que acabemos por crear instituciones para aparcar a los enfermos, como ocurrió con La Cadellada». IU solo apoyaría «una solución residencial siempre y cuando esté pensada como intervención comunitaria».

«Es volver atrás»

Desde UPyD, el posicionamiento es todavía más crítico. Su parlamentario, Ignacio Prendes, rechazó la propuesta de plano: «Queremos saber a qué responde este planteamiento. En el último debate parlamentario sobre salud mental, a cuenta del supuesto cierre de los Equipos de Tratamiento Asertivo Comunitario, los ETAC, el consejero de Sanidad aseguró que no habría un cambio de modelo». Sin embargo, a entender de Prendes, «proponer la creación de mini residencias, que no son otra cosa que manicomios en miniatura, es volver atrás y acabar con la reforma psiquiátrica que sitúo a Asturias a la cabeza del país». Su formación pedirá la comparecencia en la Junta de Faustino Blanco.

Sobre este asunto, Foro Asturias estima que «la noticia evidencia el abandono y el desprecio que han sufrido y sufren muchos pacientes con enfermedades mentales al no contar con dispositivos e instalaciones adecuadas». Para Albano Longo, «se hace patente que la salud mental es la cenicienta del sistema público de salud a pesar de su relevancia para el bienestar de la población». El diputado de Foro considera «electoralista» la propuesta y «aunque se trataría de una buena noticia, estamos ante una nueva fantasía del Gobierno de Javier Fernández ya que en los presupuestos no aparece ninguna partida, al igual que sucede con el millonario plan de Cabueñes».

Quien se mostró más receptivo fue el PP. Victoria Delgado calificó la medida de «positiva, otra cosa es cómo se lleve a cabo». La diputada considera, no obstante, que el planteamiento de los socialistas «es una rectificación a sus propias políticas que propiciaron el cierre del Psiquiátrico». A Delgado le consta «que hay muchas familias, con padres ya mayores, que no pueden hacerse cargo de su hijo enfermo mental, o pacientes adultos que se niegan a seguir el tratamiento psiquiátrico y que suponen un peligro para familias y entorno».

Los que sí dan la bienvenida a las tres futuras residencias o, al menos, a la pretensión de crearlas, es la Asociación de Familiares y Personas con Enfermedad Mental en Asturias (Afesa). Su presidente, Daniel Rodríguez, indicó que «se trata de una vieja reivindicación de las familias que se ven abocadas a ejercer de cuidadores y que muchas veces se ven desbordadas».

Mientras tanto, entre los profesionales las opiniones son divergentes. Para el catedrático de Psiquiatría y jefe de servicio de Salud Mental del HUCA, «es positivo que hayan repensado, ya sin euforias, lo que muchos veníamos diciendo hace años y es que hay enfermos mentales que necesitan medidas de acogimiento. La propuesta del Principado me parece una autocrítica muy acertada. Con el cierre de La Cadellada muchos enfermos quedaron en tierra de nadie». Julio Bobes recordó que «hay pacientes con fracaso terapéutico o a los que llegamos tarde y para los que los abordajes actuales son ineficaces». A muchos de ellos, dijo, «se les puede ver en programas como Calor Café o similares».

Otra visión es la de Víctor Aparicio, de la Asociación Española de Neuropsiquiatría: «Lo que tiene que hacer el Principado es homogeneizar los recursos. Las comunidades terapéuticas, por ejemplo, tiene una denominación diferente en cada área sanitaria. La vuelta a los psiquiátricos no es positiva».

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