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AZAHARA VILLACORTA
Lunes, 17 de noviembre 2014, 00:35
Malas formas, insultos y amenazas, pero también golpes. Es algo a lo que se enfrentan con relativa frecuencia médicos, enfermeras y el resto del personal que desempeña su labor en los centros de salud y en los hospitales del Principado. Y la conflictividad en los centros sanitarios asturianos el año pasado ya está reflejada en cifras, según la memoria del Servicio de Salud del Principado, un documento que recoge que, durante 2013, el Plan de Prevención y Actuación del Sespa frente a potenciales situaciones conflictivas recogió un total de 218 de estos episodios, de los que la mayor parte, 84 (un 38,53% del total), corresponden a amenazas proferidas por pacientes o familiares.
El año pasado se registraron cuatro casos de violencia patrimonial ejercida sobre bienes de los trabajadores del Sespa. Además, hubo cuatro intentos de agresión frustrados.
Quejas diarias registradas en los hospitales, con un tiempo medio de respuesta de 14,19 días.
Quejas diarias presentadas en los centros de salud, con un tiempo medio de respuesta de 15,17 días.
Tras ellas, se sitúan las agresiones físicas, con 63 casos en los que los usuarios de la sanidad llegaron a las manos -el 28,9% del total-, mientras que en idénticas ocasiones la agresión fue verbal.
Por último, hubo cuatro situaciones catalogadas como de «violencia patrimonial» ejercida sobre algún bien de los trabajadores y otros cuatro intentos de agresión que, afortunadamente, se quedaron en eso: en intentos de imponerse mediante el uso de la fuerza.
Estas nuevas situaciones se suman a las registradas en los dos últimos años, cuando 76 pacientes de la sanidad pública asturiana fueron llevados a juicio por una enfermera, un médico, un administrativo, un auxiliar o un celador que denunciaron una agresión.
Así, según los datos de la Consejería de Sanidad del Principado, en 2011, los trabajadores víctimas de agresiones presentaron un total de 32 denuncias por la vía judicial, cifra que se elevó a 44 en 2012.
Pero pegar, insultar o amenazar a un trabajador sanitario puede resultar muy caro. Y, además, quien ejerce la violencia tiene pocas posibilidades de salir indemne, porque, hasta el momento, el grueso de las resoluciones judiciales han sido «favorables a los trabajadores» y porque cada vez son más los profesionales del Sespa agredidos que deciden presentar denuncia judicial contra quienes les atacaron.
Las agresiones al personal sanitario dieron un giro importante en 2008, cuando los tribunales asturianos dictaron la primera sentencia que calificaba estos actos como delito de atentado contra funcionario público, mientras que el aumento de amenazas y de situaciones de conflicto en las consultas llevó al Sespa a reforzar los sistemas de seguridad, instalando un dispositivo de alarma de mesa contra agresores en los centros de salud.
En cuanto a las penas, agredir a un médico o una enfermera puede conllevar hasta cuatro años de prisión y las agresiones sufridas por personal del Servicio de Salud del Principado quedan apuntadas en ese registro regional que sirve para archivar los datos además de para coordinarse con el servicio jurídico del Sespa «a efectos de la oportuna tramitación de la cobertura jurídica» del profesional.
Esos registros nos dicen que hace años que la cifra de agresiones supera las 200 al año en Asturias y que el de las enfermeras es el colectivo que más acoso sufre, seguido de cerca por el de los médicos.
Los datos revelan también que la disconformidad y la agresividad de enfermos y familiares se extiende a todos los estamentos sanitarios: de los celadores a los trabajadores sociales. Y que, además, las agresiones tienen una clara connotación de género, puesto que el grueso de la violencia que queda registrada se ejerce sobre las mujeres.
Las quejas más frecuentes
Pero la memoria del Sespa no sólo refleja comportamientos violentos, sino que también deja constancia de las reclamaciones que los usuarios cursan por la vía reglamentaria. En ese capítulo, el informe relativo al año 2013 señala que las quejas (4.370 en total) son mucho más frecuentes en los hospitales que en los centros de salud del Principado y, así, la Atención Especializada acumuló un total de 3.144 reclamaciones frente a las 1.226 de Atención Primaria.
En cuanto a los motivos más recurrentes de las quejas en los hospitales, tienen que ver con las listas de espera, la disconformidad con la asistencia, la organización y las normas, el trato personal y el sistema de cita previa. Otras, menos frecuentes, están relacionadas con las insuficiencias en la estructura hospitalaria, la habitabilidad, los recursos materiales, la limpieza o el estado de la ropa de cama.
Así, siempre según la memoria del Sespa, se registran una media de 8,53 quejas diarias y el tiempo medio de respuesta por parte de la Administración sanitaria se sitúa en los 14,19 días.
Entre tanto, en los centros de salud de la región se presentaban el pasado ejercicio 1.226 reclamaciones y la deficiente atención que se brindó a los pacientes también estaba detrás de muchas de las quejas formuladas junto con la mala organización, la disconformidad con las normas, la demora en la asistencia, el trato personal y la cita previa.
Los recursos materiales y otras insuficiencias en la estructura de los consultorios completan la lista a un ritmo de 2,6 reclamaciones diarias y con un tiempo medio de respuesta de 15,17 días.
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