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EVA MONTES
Jueves, 30 de octubre 2014, 00:17
Rompió moldes, como le gusta hacer a la consejera de Educación, y se dirigió al centenar escaso de decanos y directores de centros universitarios de Magisterio y Educación, que están celebrando su XII asamblea nacional en Oviedo, con contundencia. Primero les dijo que «hay que hacer una gran revolución para romper con un currículo que es absurdamente disciplinar», y terminó su intensa intervención con lo que su auditorio quería oír: que «es imposible absorber» a todos los titulados.
Ana González hizo así su primer pronunciamiento público en favor de lo que llevan pidiendo desde la Facultad de Formación del Profesorado y Educación de la Universidad de Oviedo desde hace años: prueba de acceso, numerus clausus o cualquier tipo de selección que controle la calidad y cantidad de profesionales que saldrán después a un mercado laboral ya saturado. En ese sentido, ante un rector que no movió un músculo, la consejera no dejó lugar a la interpretación. «No podemos seguir formando, no podemos titular a 600 chicos y chicas en Asturias, cuando la oferta profesional en esta comunidad autónoma no va a poder absorberlos».
Ana González, quien equiparó la situación del Principado con la del resto de las comunidades autónomas, calificó de «imposible» el acceso público al mercado laboral, «porque por mucho que crezca nuestro sistema educativo, por mucho que bajemos las ratios, o vamos a clases individuales o es imposible absorber a esos profesionales». Y en ese momento instó a los asistentes a la reunión anual a «plantearnos realmente cuál es el objetivo de la Universidad».
Previamente, el presidente de la Conferencia y decano de la Facultad de Ciencias de la Educación de Granada se había lamentado de «cómo se ha puesto en tela de juicio la competencia de nuestros maestros y la formación que recibían desde nuestras facultades, enviando mensajes sobre la formación del futuro». Visiblemente disgustado, José Antonio Naranjo admitió «cosas que mejorar», pero aseguró que «así no se hacen las cosas», en referencia al ministro de Educación y a los rumores de volver a cambiar la duración de los grados, reduciéndolos de cuatro a tres años.
Y antes que la consejera, el presidente ya se refirió, aunque más someramente, a la necesidad de mejorar «esa formación inicial, intentando atraer a nuestros títulos a los mejores y con mayor vocación. Nos toca mover ficha antes de que la muevan por nosotros y sin siquiera pedirnos opinión, como ya ha pasado, desgraciadamente».
«La formación que nos dieron»
Pero mientras José Antonio Naranjo se refería a la mejora de la calidad, Ana González habló de «hacer una gran revolución». Y, en su doble faceta de consejera y profesora, aseguró que «debemos romper con un currículo que es únicamente disciplinar para el alumnado, porque esa ruptura redundaría en la formación inicial y permanente del profesorado». Y cuando está a punto de terminar su mandato, la consejera fue especialmente dura con «el planteamiento formativo» de los profesores, más sustentado sobre el programa que sobre la pedagogía. «No podemos cargar las tintas sobre el profesorado cuando el sistema de formación nos ha dado lo que nos ha dado».
A cambio, el rector de la Universidad de Oviedo alabó los resultados de Bolonia en Magisterio. «Diez puntos sobre las diplomaturas y 27 sobre la licenciatura», resumió Vicente Gotor.
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