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Jaime Rabanal (izq.) conversa con el consejero de Sanidad, Faustino Blanco, en presencia de Manuel Matallanas, el pasado 20 de enero, cuando se presentó el operativo de traslado al nuevo HUCA.
Rabanal, un portazo «que se veía venir»

Rabanal, un portazo «que se veía venir»

El máximo responsable del área sanitaria de Oviedo llevaba tiempo meditando su futuro. Blanco nunca llegó a conectar con él, a pesar de venir de la mano de Javier Fernández

LAURA FONSECA

Domingo, 28 de septiembre 2014, 01:40

Muchos lo ven como «la crónica de una muerte anunciada». Pero no por esperada dejó de causar sorpresa. La misma tarde del miércoles en la que se hizo oficial la dimisión de Jaime Rabanal como máxima autoridad del HUCA, el comentario generalizado entre destacados profesionales del hospital era que la caída del equipo directivo, al menos de esa parte, «se veía venir». Discrepancias, falta de sintonía, distanciamiento y, sobre todo, importantes diferencias con la Consejería de Sanidad sobre cómo gestionar la crisis de La Cadellada. Todo ello fue lo que llevó a Jaime Rabanal, gerente del Área Sanitaria IV, a su 'número dos', Antonio Álvarez, director de Asistencia Sanitaria, y a María Jesús García de la Fuente, responsable de Gestión, a pasar página.

OTROS ABANDONOS

  • Directora del HUCA (marzo 2013)

  • Isabel Palacio

  • Fue la primera del equipo de Blanco en caer. Ocurrió en marzo de 2013. Fue forzada a dimitir al considerar Sanidad que gestionó mal la huelga médica.

  • Director de Innovación (noviembre de 2013)

  • Enrique González

  • Dejó el equipo de la consejería en noviembre de 2013 por «motivos personales». Venía con gran proyección tras su carrera en Andalucía.

  • Servicios Sanitarios del Sespa (septiembre de 2013)

  • Aquilino Alonso

  • Era director de Servicios Sanitarios en el Sespa, pero en septiembre de 2013 se marchó a Andalucía como viceconsejero de Sanidad.

  • Gerente del Sespa (enero de 2014)

  • Celia Gómez

  • Fue la destitución más sonada y la que más tuvo que explicar, hasta ahora, el consejero de Sanidad, que achacó el despido a «un cambio de estilo».

Rabanal y sus colaboradores más cercanos consideran que el departamento de Faustino Blanco les dejó prácticamente solos ante el reguero de problemas acontecidos en el nuevo HUCA tras su apertura el público el pasado 14 de junio. Las deficiencias del sistema informático Millennium, los problemas de conectividad con el resto de sistemas, el cortocircuito que permanentemente se llegó a vivir entre Urgencias, Laboratorio y Radiología, y, para mal de males, las sucesivas fugas de agua dentro del recinto, no encontraron en la sede de Calatrava, donde está la Consejería de Sanidad, «el eco adecuado». El constante discurso del departamento de Blanco «negando los problemas en el nuevo hospital» y «minimizando deficiencias de calado» provocaban irritabilidad en los despachos de La Cadellada. Máxime, cuando «luego eran ellos los que tenían que salir a lidiar con el personal». En contrapartida, a Jaime Rabanal y Antonio Álvarez se les recrimina «falta de cintura con los profesionales» y escasa presencia a «pie de obra». Sobre todo, en los primeros días de andadura, cuando se llegaron a registrar situaciones de mucho estrés entre la plantilla.

Pero las desavenencias entre Rabanal y Blanco no son de ahora. Pese a que el consejero asegura mantener con el gerente dimisionario «un trato cordial, respetuoso y profesional», lo cierto es que el entendimiento entre ellos siempre fue dificultoso. Blanco y Rabanal nunca llegaron a conectar, a pesar de que este último aterrizó en Sanidad de la mano del presidente Javier Fernández.

«Era como un choque de trenes», aseguran fuentes sanitarias. En gran medida, porque Rabanal llegó a su cargo de gerente sanitario en Oviedo con «gran porte» por su pasado como consejero de Hacienda, a lo que se unía la presidencia en Gispasa, empresa pública vinculada a todo el proceso de construcción, puesta en marcha y mantenimiento del nuevo HUCA. Ya en la huelga médica de finales de 2012, Rabanal dio un puñetazo encima de la mesa y a punto estuvo de marchar por diferencias con el consejero, empeñado en implantar su modelo de jornada.

Al final, la cabeza sacrificada no fue la suya, sino la directora del HUCA, Isabel Palacio, a la que se hizo cargar con casi toda la culpa de la mala gestión del paro médico.

«Pellizcos de monja»

Con Rabanal ya son siete los altos cargos que han dejado el barco de Faustino Blanco, bien por dimisiones o destituciones (el consejero prefiere hablar de relevos). A los cuatro que aparecen en la imagen (Isabel Palacio, Aquilino Alonso, Enrique Rodríguez y Celia Gómez), se suma Ana Tuero, cuya dirección de Planificación cayó del organigrama en enero pasado; la directora Económico-Financiera del Sespa, Cristina Montes, y la del director de Cabueñes, Eduardo Segovia, que dejó el cargo en febrero para volver a su puesto como responsable del Área del Corazón en el hospital.

Desde la oposición, Izquierda Unida y UPyD alertaron sobre la «alta letalidad» que hay entre los nombramientos de Sanidad, a lo que su titular contestó: «Son críticas preelectorales». Y las equiparó a «pellizcos de monja».

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