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A. V. / M. M. C.
Sábado, 6 de septiembre 2014, 00:30
«Aquella vida no se podía vivir y sólo tenía dos direcciones: el Ejército o la industria. Apareció Ensidesa y fue la industria». Así explicó ayer Tomás Casado sus duros inicios. Aquellos que tuvo que superar, de niño, en Zamora, hasta desembarcar en Avilés y convertirse «en uno de los nombres propios más destacados del empresariado asturiano». A su «talento para el riesgo», a una «combinación de ganas y atrevimiento» les podemos agradecer, dijo Javier Fernández, el conglomerado empresarial del que IMASA es una de sus naves y del que dependen unos 1.750 empleos». Y, como prueba de su asturianía, este hombre que empezó a trabajar a los 14, ha fundado en su Zamora natal la Asociación de Amigos de la Santina.
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