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Foto de familia de los premiados, con Javier Fernández y el pequeño Josué, al que el Padre Ángel trajo de El Salvador cuando tenía dos años con graves quemaduras.
Fernández ensalza al entregar las medallas la «identidad inclusiva de los asturianos»

Fernández ensalza al entregar las medallas la «identidad inclusiva de los asturianos»

El presidente regional destacó la importancia de «saber preservar puntos de encuentro, tanto entre nosotros como con los demás»

MARCO MENÉNDEZ / AZAHARA VILLACORTA

Sábado, 6 de septiembre 2014, 00:31

La entrega de las Medallas de Asturias 2014, celebrada en el ovetense Auditorio Príncipe Felipe, se convirtió ayer en un acto reivindicativo de la asturianía y de la inclusión. Y así lo fue porque el presidente del Principado, Javier Fernández, puso a la idiosincrasia de la región como ejemplo frente a la discrepancia y la diferencia. Y se valió en su discurso de la trayectoria profesional de los ayer galardonados, el padre Ángel, con la Medalla de Oro, y el fallecido sindicalista Manuel Fernández 'Lito' -recogió el galardón su viuda, Adelaida de Jesús-, el industrial Tomás Casado, la catedrática de Estadística María Ángeles Gil, la Fundación Sanatorio Adaro -recogió el galardón su gerente, Gabriel Menéndez-, el ganadero José Ramón Badiola y el empresario Emilio Serrano con las medallas de plata.

Ante un auditorio repleto de lo más granado de la sociedad civil, política y militar de la región, Fernández apuntó que con actos como el de ayer y los previstos para el Día de Asturias, «los asturianos hemos encontrado una buena manera de celebrar nuestra festividad». Y es que, ante las intenciones de algunos de dar un aire reivindicativo a esta conmemoración, de separarse radicalmente de creencias y símbolos o de exaltar las diferencias, Javier Fernández apuntó que «es bueno, muy bueno, saber crear y preservar puntos de encuentro, tanto entre nosotros como con los demás». En su opinión, la discrepancia y exacerbar las diferencias «no sirven para otra cosa que para dividirnos».

Y es que no se premiaba ayer sólo la gran labor realizada por los asturianos, sino también por personas que llegadas de fuera de la región realizaron su labor profesional en el Principado. El presidente del Ejecutivo aseguró que «los asturianos no precisamos de un enemigo -ni interior ni exterior- para identificarnos. Cuando en otras comunidades el independentismo se ha convertido en un puerto refugio de ansias y frustraciones, los asturianos sabemos reconocernos con una identidad abierta e inclusiva». «También nosotros sufrimos problemas, múltiples problemas, propios de los tiempos que vivimos, pero hemos conseguido evitar que se canalicen hacia un grito colectivo de impotencia».

No claudicar

Entre los galardonados ayer, el presidente del Principado puso como ejemplo a María Ángeles Gil, nacida en Valladolid, y a Tomás Casado, natural de la localidad zamorana de Valdescorriel. Fernández indicó que desarrollaron «trayectorias profesionales, brillantes y exitosas, están plenamente vinculadas a nuestra tierra. Antes me refería al carácter inclusivo y abierto de la celebración del Día de Asturias: al aludir a estos galardonados me reafirmo en que ése es uno de los rasgos que hemos de empeñarnos en preservar».

Pero el presidente también resaltó la forma de ser de los asturianos, especialmente en lo relativo a que «la frustración no haya derrotado jamás a Asturias. Históricamente, y sobran ejemplos, nunca hemos claudicado ante las dificultades».

Y ese carácter fue el hilo conductor del presidente asturiano para resaltar la labor desarrollada por todos los galardonados durante los últimos años. Desde el padre Ángel, flamante Medalla de Oro, «este cura que fue guaje en La Rebollada y pudo haberse apartado prudencialmente cuando percibió las dificultades y reticencias que acompañaron a la creación de los primeros hogares de Mensajeros de la Paz», hasta el sindicalista Manuel Fernández 'Lito', quien «entendió que había que favorecer la modernización empresarial en todas sus facetas sin renunciar, a la vez, a la defensa de los intereses y derechos de los trabajadores».

El orgullo también estuvo muy presente en la intervención de Javier Fernández en este entrañable acto. Y no sólo por el orgullo del sentir asturiano, sino también por los galardones que se entregan «a nuestros mejores». «Realmente, estamos orgullosos de ellos», aseveró.

Arrojo

Y es que de la labor del padre Ángel resaltó que «no nos damos cuenta del arrojo preciso para encararse a diario con la desgracia y apoyar a quienes apenas tienen tiempo y aliento para sobrevivir». Por eso, apuntó que «yo, por asturiano, por mierense y del Caudal, estoy orgulloso de poder entregársela» la Medalla de Oro.

De Manuel Fernández 'Lito', se mostró convencido de que «no recibió en vida el reconocimiento que se merecía» y aseguró que «la situación actual, competitiva y asentada, de la siderurgia asturiana debe mucho a 'Lito'».

Pero también tuvo palabras de cariño para la Fundación Sanatorio Adaro, destacando «el importantísimo trabajo médico desarrollado en este hospital, que ha llegado a ser una referencia traumatológica para toda España»; para Tomás Casado, «uno de los ejemplos de la capacidad de iniciativa que se requiere para ser empresario»; para María Ángeles Gil, especialista en decisiones matemáticas con un amplio conjunto de variables, «algo que deberíamos considerar en España más a menudo, tan dados como somos al maximalismo»; para la «búsqueda continua de la calidad» de José Ramón Badiola y para el apoyo al desarrollo turístico de Ribadesella por parte del empresario Emilio Serrano.

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