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L. FONSECA
Domingo, 3 de agosto 2014, 00:39
Al nuevo HUCA parecen crecerle los enanos. O al menos, pulgas y termitas. En las tres últimas semanas, los técnicos de mantenimiento de La Cadellada han tenido que librar sendas batallas contra estos molestos inquilinos. Las pulgas aparecieron en una remesa de las viejas taquillas que fueron trasladadas del antiguo hospital al nuevo. Los trabajadores ya se habían quejado por el hecho de que Gispasa no hubiera procedido a instalar nuevos armarios y que decidieran reutilizar las taquillas empleadas durante más de tres décadas en el antiguo complejo. El hospital se excusó asegurando que la compra, adquisición y adjudicación del nuevo mobiliario se retrasaría unos meses. El caso es que varios trabajadores se vieron afectados por una plaga de pulgas, circunstancia que también llevó a la Junta de Personal a denunciarlo ante Inspección de Trabajo y ante el Instituto de Prevención de Riesgos Laborales.
Y mientras un colectivo de pulgas hacía de las suyas en los vestuarios de La Cadellada, en la zona de docencia, aún en fase de culminación de las labores de montaje del mobiliario, aparecieron termitas. La zona afectada fue el suelo del pasillo principal, el que aparece en la fotografía que acompaña a este reportaje. Varios paneles de madera tuvieron que ser cambiados, confirmaron fuentes hospitalarias a EL COMERCIO. Los técnicos se vieron obligados a hacer un estudio pormenorizado sobre toda la tarima del área de docencia, una zona que el próximo 9 de septiembre, cuando comience el curso universitario, deberá abrir sus puertas para recibir a sus primeros estudiantes. Son 600 alumnos de Medicina, más otros 300 de Fisioterapia y Enfermería.
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