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RAMÓN MUÑIZ
Sábado, 26 de julio 2014, 00:42
Algo ha fallado. El Consorcio de Gestión de Residuos (Cogersa) convocó el mes pasado una línea de ayudas con la que pretendía llenar las calles de contenedores marrones. Situados estratégicamente al lado de los que ya recolectan papel, vidrio y envases, este cuarto recipiente es la pieza clave para iniciar un nuevo tipo de reciclado en la región: el de residuos orgánicos. Los asturianos arrojan cada año 190.000 toneladas de sobras de comida que acaban muriendo en el vertedero central de la región, en Serín, a pesar de que se trata de un material con el que se puede generar electricidad y fertilizante.
Asturias lleva décadas alimentando de esta forma un vertedero central cuya capacidad actual se agotará en 2015. Mientras otras regiones como Cataluña, Aragón y País Vasco se aplicaban en el reciclaje de las sobras de comida, el debate asturiano permanecía en cambio monopolizado por la conveniencia de dotarse de una incineradora.
Esta dinámica ha puesto al Principado en un brete. La Comisión Europea tiene aprobados unos objetivos de reciclaje a cumplir antes de 2020 y prepara otros aún más ambiciosos para 2025. Para estimular su acatamiento Bruselas ya ha anunciado su intención de recurrir al castigo económico: recortará parte de los fondos comunitarios que en ese momento esté concediendo a los territorios más incumplidores.
El Principado está expuesto a este peligro. El plan autonómico de gestión de residuos admite que los ciudadanos deberían triplicar de aquí a 2020 la cantidad de basura que depositan de manera separada. El salto exigido es grande y, al decir de los expertos, imposible de alcanzar a menos que se extienda por la región el uso de ese futuro contenedor marrón.
Cogersa conoce de la urgencia por popularizar este nuevo recipiente. Para persuadir a los ayuntamientos de que adquieran el contenedor marrón organizó una convocatoria de ayudas el mes pasado. Ofrecía hasta un millón de euros a repartir entre todos los concejos interesados en dar este paso al frente, si bien puso unas condiciones muy restrictivas. El pliego de condiciones marcaba el tipo de contenedor a comprar, limitaba la ayuda al 50% de la factura y avanzaba que la subvención máxima por ayuntamiento no pasaría de 80.000 euros, con independencia de su población.
Los concejos disponían de apenas un mes para entregar la documentación requerida. Al final solo siete acudieron a la convocatoria. Tras analizar las propuestas, el consejo de administración de Cogersa aprobó ayer descartar a uno de ellos por no justificar bien su proyecto. Los otros seis se repartirán una ayuda cuyo monto no fue ayer desvelado pero que en todo caso está por debajo de los 480.000 euros debido a las restricciones de la convocatoria. Gijón, Avilés, Mieres, Cangas del Narcea, Llanes y Castropol, los beneficiarios, se han comprometido a tener los nuevos contenedores en las calles antes del 15 de diciembre.
Juzgando pobre el resultado obtenido, el propio consejo aprobó organizar de inmediato una segunda convocatoria de ayudas, también por una suma máxima de un millón de euros. Para esta repesca Cogersa relajará las condiciones exigidas y asume las peticiones que, mediante una misiva, había reclamado el concejal de Gijón Fernando Couto. El representante de Foro en la dirección del consorcio solicitó que se abriera el abanico de los modelos de contenedor susceptibles de subvención y que el dinero cubriera también parte de los costes adicionales que generará esta nueva recogida. El nuevo pliego recogerá estos parámetros.
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