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CHELO TUYA
Jueves, 14 de junio 2018, 11:06
Liberar camas de hospital creando unidades de convalecencia en geriátricos. El Principado quiere descongestionar la red hospitalaria de la región trasladando a los pacientes de más de 65 años a centros residenciales para mayores. El objetivo es que, en el caso de largas convalecencias, estos enfermos concluyan la recuperación en plazas geriátricas antes de recibir el alta médica y regresar a sus domicilios.
El plan, puesto sobre la mesa en marzo pasado por la Asociación de Centros Geriátricos (Ascege), tal y como adelantó EL COMERCIO, es ahora absorbido por la Consejería de Sanidad. De momento, pretende desarrollarlo en los centros de titularidad del Principado. Aunque el Servicio de Salud asturiano (Sespa) se ha encontrado con un escollo: la red geriátrica pública está colapsada por una lista de espera que llega a las 1.500 personas. Una lista que sube cada mes y que está formada por un 95% de casos de personas dependientes.
Así lo aseguró a EL COMERCIO Jesús Suárez, gerente de Establecimientos Residenciales para Ancianos (ERA). Este organismo, dependiente de la Consejería de Bienestar Social y Vivienda, es el responsable de la red geriátrica pública, formada por más de 3.000 plazas, a las que se suman casi otras 2.000 concertadas con centros privados.
Según Suárez, «las unidades de convalecencia son un paso intermedio entre el alta hospitalaria y el domicilio. El enfermo necesita recuperarse antes de volver a su casa y eso puede hacerlo en estas nuevas unidades». Como médico, el gerente del ERA asegura que se trata de «unidades oportunas, porque hay pacientes que, sin estar plenamente en estado de revista para ir a su casa, necesitan seguir a tratamiento. Sin embargo, mantenerlos en el hospital, con el coste que conlleva, no es lo más lógico».
Por ese motivo, en la actualidad, «estamos en conversaciones con el Sespa para ver si en nuestros propios centros se habilitan cierto número de plazas para esta asistencia». Pero la pretensión choca, como él mismo apunta, «con que tenemos 1.500 personas en lista de espera». Son mayores asturianos que «aguardan por una plaza en una residencia pública» y, cree el gerente del ERA, «si destinamos plazas para estas unidades de convalecencia, la lista de espera aumentará».
Por ese motivo, abre la puerta a la colaboración público-privada que Ascege, la patronal geriátrica que aglutina a los 25 centros de mayor tamaño y acumula la casi totalidad de las 1.869 plazas concertadas, reclama desde hace tiempo.
Ahorro de 500 euros al día
En palabras de Jesús Suárez, «habilitar plazas de esa categoría en el sector privado se podría hacer», porque, afirmó, «no se puede comparar lo que cuesta al día una plaza de hospital con el gasto que genera una plaza geriátrica». Una negociación que, no obstante, deja claro que «tendría que ser a tres bandas entre el Sespa, nosotros y la patronal geriátrica».
La negociación, no obstante, no tendría por qué suponer choques ideológicos, puesto que los portavoces de los tres bandos sentados a diseñar esas unidades de convalecencia son socialistas. Mientras tanto Sespa como ERA están gestionados por miembros del Ejecutivo de Javier Fernández, el presidente de Ascege y firmante del plan es Paulo González. El portavoz de la patronal geriátrica fue no solo concejal de Urbanismo en la etapa de alcaldesa de Langreo de la actual consejera de Bienestar Social y Vivienda, Esther Díaz, sino que ocupó los cargos de director general y, posteriormente, viceconsejero de Prestaciones y Centros en las etapas en que las socialistas Pilar Rodríguez y Teresa Ordiz ocuparon la consejería, durante el último Ejecutivo de Vicente Álvarez Areces.
En marzo pasado, González explicaba a este periódico que tenía lista la propuesta de unidades de convalecencia «que presentaré al consejero de Sanidad, Faustino Blanco». El documento recoge lo defendido en los últimos años por todas las administraciones regionales: «Sacar de la red hospitalaria a todos los pacientes que no se encuentren en la fase aguda de la enfermedad».
De acuerdo a sus cálculos, el gasto diario de la atención pasaría de los 600 que cuesta una cama hospitalaria a los 100 que supone esa misma estancia, pero en un geriátrico.
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