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El paro y los desahucios colapsan el servicio de minipisos para familias de la Cocina Económica

El paro y los desahucios colapsan el servicio de minipisos para familias de la Cocina Económica

Los cuatro de Gijón tienen lista de espera, mientras Oviedo evita que los menores tengan que acudir al comedor social llevándoles los platos a casa

CHELO TUYA

Sábado, 19 de julio 2014, 00:17

«La pobreza infantil no se puede solucionar si solo vemos al menor. Es la familia la que tiene problemas y a la que hay que ayudar». La frase, pronunciada por el portavoz de la Red Asturiana de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión (EAPN Asturias), Víctor García, tuvo ayer eco en la Cocina Económica. Tanto en la de Gijón como en la de Oviedo. Mientras el Gobierno central defiende su fondo de 16 millones para luchar contra la pobreza infantil, lo que supone 2 céntimos al día para cada uno de los 2,3 millones de menores en riesgo que hay en España, ambas entidades creen que el problema no se soluciona «si no se trabaja con las familias».

De hecho, las dos han puesto en marcha planes especiales para progenitores con hijos a cargo que llegan, incluso, a la oferta de domicilio. Es el caso de la gijonesa, que cuenta con cuatro minipisos, «son unidades familiares», precisa sor Marisela, la directora de la Cocina Económica gijonesa. En estos momentos, «tenemos cuatro y están llenas. De hecho, si dispusiéramos de doce, también las llenaríamos, porque la demanda es muy alta. Tenemos hasta lista de espera».

Según sus cifras, actualmente «son dos las familias que están a la espera», mientras que otras «tiran la toalla, porque el tiempo de estancia aquí son 18 meses y es mucha espera cuando no tienes nada». Las familias llegan a la Cocina Económica de Gijón a través de la Fundación Municipal de Servicios Sociales. Su problema, que no pueden pagar la renta o la hipoteca debido a que están sin empleo.

La fotografía de esas cuatro familias que ahora ocupan los minipisos gijoneses muestra todo tipo de fórmulas de convivencia: «mujeres que están solas con sus hijos, parejas y madres gestantes». En cuanto a su procedencia, sor Marisela es rotunda: «La mayoría son familias asturianas. Que nadie piense que la pobreza es cosa de extranjeros, los españoles lo están pasando mal».

A domicilio

Una imagen clónica es la que muestra a los usuarios del programa para familias de la Cocina Económica de Oviedo. Tal y como explica sor María Magdalena, «nosotros no tenemos residencia, solo ofrecemos comida, en el comedor y para llevar, porque los menores no deben estar en el comedor social». El programa consiste en «ofrecer a las familias los alimentos en especies, para que ellas las cocinen y consuman en sus domicilios». Nacido hace tres años, en aquel momento «solo lo utilizaban 12 familias, ahora vienen 50 cada día de reparto». Es decir, 150 paquetes de alimentos cada semana, ya que el reparto es lunes, martes y jueves. Se suman «los platos cocinados para llevar de algunos que no quieren comer aquí».

Ni en Gijón ni en Oviedo se apoya la idea de abrir comedores escolares en verano, «porque el problema es de toda la familia, no solo del menor». Sor María Magdalena, experta en centros de menores, afirma que «para un menor es más gratificante compartir comida con sus padres que comer solo un manjar». Sor Marisela sentencia: «La falta de recursos no puede separar a los padres de los hijos».

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