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Lucía Ramos
Martes, 15 de julio 2014, 00:34
El fallecimiento, en menos de una semana, de dos asturianos picados por abejas o avispas ha puesto a la población en alerta ante el aparente aumento de los ataques protagonizados por este tipo de insectos, que en los últimos días también se saldaron con dos caballos muertos en Caso y sus propietarios llenos de aguijonazos. Mientras uno de los fallecidos, Arsenio Díaz, parragués de 89 años, fue atacado por más de un centenar de avispas, el otro, Luis Manuel C. R., de 55 y vecino de Seloriu, recibió muchos menos picotazos, pero perdió la vida tras comenzar a encontrarse mal minutos después del ataque, lo que hace suponer que podría ser alérgico a estos animales.
«Hay que diferenciar entre una reacción alérgica y una tóxica. En la primera, el organismo produce una respuesta desmesurada ante la presencia de un cuerpo extraño, en ese caso el veneno de abeja o avispa. La persona afectada siente un calor intenso, falta de aire, erupciones y picor generalizados, náuseas, vómitos, mareos e incluso pérdida de consciencia», explica Gaspar Gala, alergólogo del Hospital de Cruz Roja de Gijón, señalando que, «cuando una persona es atacada por un enjambre entero, la cantidad de veneno inoculado es tan grande que puede causarle la muerte por reacción tóxica», aunque esa persona no sea alérgica.
El alergólo Carlos Puerto explica que la alergia al veneno de estos insectos es impredecible, por lo que es «fundamental» que quien haya sufrido alguna vez la picadura de una abeja o avispa esté especialmente atento a los síntomas. «Si, por ejemplo, el aguijonazo ha sido en la pierna pero comienzan a picar las manos y los pies, aparecen erupciones por el cuerpo, una inflamación excesiva o cualquier otro síntoma que se aleje de lo normal, hay que acudir a un centro médico para someterse a las pruebas pertinentes», señala, añadiendo que, en el caso de que los resultados indiquen que existe una sensibilización al veneno de estos insectos, existe un tratamiento altamente eficaz.
Inmunoterapia
«Cuando se detecta que el paciente es alérgico se inicia una terapia de desensibilización para la que utilizamos el propio veneno de abejas y avispas y que a los pocos meses ya es eficaz, aunque lo recomendable es seguir vacunándose periódicamente durante cuatro o cinco años», indica el doctor Gala, mientras su colega recalca que dicho tratamiento «es uno de los más eficaces que existen hoy en día en el campo de la Medicina, presentando una efectividad del 99%».
A pesar de que la población está cada vez más concienciada, todos los años mueren en España varias decenas de personas por reacciones alérgicas a las picaduras de himenópteros, algo que para los especialistas carece de sentido. «Es difícil obtener una cifra concreta, pues muchos de los fallecidos ni siquiera sabían que eran alérgicos porque no se habían sometido a las pruebas o no se les realizó la autopsia», explica el doctor Gaspar Gala.
«Recientemente leí un estudio que cifraba en unos 50 los casos de muerte por esta causa cada año, pero me parece un número demasiado bajo. Aunque no es una cifra demasiado elevada, lo cierto es que es una pena que haya tantos fallecimientos cuando disponemos de un tratamiento tan efectivo», sentencia el médico.
Al campo, con adrenalina
Según explican los expertos, este tipo de alergia es bastante frecuente, sobre todo en grupos de riesgo, como personas que trabajan en el campo o apicultores. «Calculo que cerca de un 40% de estos últimos termina desarrollando una alergia al haber recibido numerosas picaduras a lo largo de los años, mientras que entre la población normal los afectados no superan el 5%», apunta el doctor Gala.
De todas formas, y aunque el primer paso es someterse al tratamiento adecuado, Carlos Puerto ofrece una serie de recomendaciones para quienes sean o sospechen ser alérgicos al veneno de estos insectos. «Lo fundamental es llevar consigo una dosis de adrenalina autoinyectable, sobre todo si se va a salir al campo o realizar cualquier actividad de riesgo», señala. Otras medidas «de andar por casa, como no ponerse prendas de colores llamativos, evitar echarse perfume y, en caso de encontrarse con una abeja o avispa, tratar de permanecer lo más tranquilo posible, sin hacer movimientos bruscos que el insecto pueda interpretar como un ataque» también pueden salvarnos la vida.
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