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Azahara Villacorta
Jueves, 14 de junio 2018, 11:06
Que el uso de esa droga legal que es el alcohol está socialmente aceptado en España no se discute. Pero es que, en ocasiones, son las propias familias las que permiten que los menores consuman bebidas alcohólicas, según desvelan los datos definitivos de la última Encuesta Estatal Sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias, la denominada ESTUDES 2012-2013.
A los 15 años, chicos y chicas comienzan a beber prácticamente todas las semanas y experimentan su primera borrachera.
Más de la mitad de los estudiantes de Secundaria han visto fumar a profesores dentro del recinto de su centro escolar. Más del 70% han visto a otros estudiantes hacerlo.
Es el porcentaje de los que se han emborrachado alguna vez en el último mes. También tres de cada diez han probado los porros.
Orfidal, Tranxilium, Lexatin, Valium, Trankimazin... Uno de cada diez han consumido hipnosedantes sin receta médica alguna vez.
A nueve de cada diez les parece fácil conseguir alcohol y tabaco.
En el informe, que se realizó mediante cuestionarios cumplimentados por escrito durante el periodo de duración de una clase, participaron 2.024 estudiantes de Secundaria asturianos (1.017 chicos y 1.007 chicas) de 59 centros educativos públicos y privados de la región distribuidos en 125 aulas de 3º y 4º de ESO, 1º y 2º de Bachillerato y ciclos formativos de FP. Y algunas de sus conclusiones resultan, cuanto menos, sorprendentes.
Son estadísticas como que el consumo de alcohol entre los chavales asturianos de entre 14 y 18 años durante los últimos 12 meses supera en cuatro puntos la media nacional (el 85,7% de los asturianos lo han consumido frente al 81,9% de los del conjunto del país), pero es que, además, muchos de ellos beben con el plácet de sus padres y sus madres.
Unos y otras son más permisivos cuando tienen hijos varones, ya que las madres permiten que los chicos consuman bebidas con graduación alcohólica en el 43,6% de los casos, mientras que los padres dan su aval al 44,9% de los varones. Pero es que, si hablamos de las chicas de entre 14 y 18 años, son las madres las más tolerantes, ya que ven con buenos ojos el consumo de alcohol entre sus hijas adolescentes en el 39,2% de los casos frente a un 35,1% de los padres que otorgan su permiso.
Con la polémica generada a raíz de la tramitación del Proyecto de Ley de Atención Integral en materia de Drogas del Principado arreciando (y con sidreros y cerveceros enfrentados al Ejecutivo autonómico por defender que lo que ellos producen no son drogas y que, por tanto, no se pueden meter en el mismo saco que los destilados), el estudio revela, además, que chicos y chicas empiezan a beber temprano: ellos a los 13,9 años y ellas, a los 14,1.
Pero es que tanto ellas como ellos comienzan con el consumo semanal sólo un año después (a los 15) y las primeras borracheras de sus vidas llegan también a esa misma edad. Incluso un poco antes, a los 14,8 en el caso de los chicos.
En lo que no hay diferencias por sexos es en que tres de cada diez admiten que se han emborrachado en los últimos 30 días, un porcentaje que se eleva a seis de cada diez si se les pregunta si lo han hecho alguna vez a lo largo de su vida, números muy similares a los nacionales.
También en el súper
Y si con el verano proliferan los botellones, también un 53,8% de los chicos y un 62% de las chicas (ellas parecen tener más facilidad) declaran haber conseguido emborracharse sin problemas en bares o pubs a lo largo del último mes, al igual que en discotecas, mientras que el 43% lo hicieron en supermercados y otro 23,4% de ellos y un 16,9% de ellas salieron de un híper con botellas.
Eso en cuanto a la adquisición, porque, en lo que respecta al consumo, también seis de cada diez se tomaron sus copas sin problemas en locales de ocio como bares, pubs o discotecas en los últimos treinta días, mientras que calles, plazas, parques, playas o espacios públicos fueron las opciones elegidas por el 35%.
La del alcohol barato en la calle es la vía de acceso a la embriaguez para cuatro de cada diez jóvenes asturianos «alguna vez al mes». Y luego están los reincidentes. Son los que declaran hacer botellón «casi todos los días»: un 2,5% de los chicos y un 0,5% de las chicas.
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