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El último retén de Urgencias, un servicio que El Cristo prestó hasta ayer durante medio siglo.
El Cristo se despidió con 'baby boom' y «noche toledana»

El Cristo se despidió con 'baby boom' y «noche toledana»

El Materno cierra su currículo con 9 partos en dos días. «El personal trabajó emocionado pero sin descanso», informa una de las últimas madres

R. MUÑIZ / L. FONSECA

Domingo, 15 de junio 2014, 01:13

A las cuatro de la tarde de ayer el servicio de Urgencias de El Cristo se quedó, por primera vez en medio siglo, sin un sólo paciente. Lo hizo tras una «noche toledana», al decir de los profesionales. El último equipo de guardia tuvo que lidiar con más de 30 ingresos entre la medianoche del viernes y las ocho de la mañana de ayer. Un joven llegado de Morcín, con politraumatismos y pronóstico grave, fue el último en acceder. Es el hijo de María del Carmen y Alfredo, que alcanzaron el lugar «apurados, pidiendo que lo atendiesen. Desde el 112 nos habían indicado que allí -en el viejo- aún se recibía». Desiré Rodríguez compartió espera con ellos, a la espera de noticias de un padre con suficientes antecedentes de ictus como para inquietarse por una bajada de tensión.

«Un servicio como este no puedes cerrarlo de golpe, por eso tenemos un retén aquí organizado», razonó Antonio Álvarez, responsable de Asistencia Sanitaria. Tras colgar el cartel de «cerrado por traslado», los últimos de Urgencias se concentraron en atender al joven de Morcín y al paciente con el que compartía UCI, un derivado de San Agustín. Cuidaban de ellos y de los 18 que por la mañana estaban en observación, y fueron recibiendo el alta o la ambulancia para el traslado con el pasar de las horas.

Los últimos de El Cristo eran atendidos en medio de un trajín de vehículos, bolsas, maletas y camiones de mudanza. Hubo facultativos que arrancaban con sus manos los pósters con los que quieren seguir recibiendo a sus pacientes, enfermeras movilizando incubadoras, tablas para servir comidas, camillas aún aprovechables.

El contrapunto

En Reanimación, apretando un pañuelo, la tinetense Julia Peláez era el contrapunto. Sola y a media voz cuenta que Santos, su marido, fue operado de cáncer de colon, hace ocho días, que todo iba bien hasta hace un par de días. El médico no le informará de las novedades hasta dentro de hora y media «pero neno, yo en casa no podía estar más. Si lo vas a contar, dí que Emilio Sánchez, de Nefrología, es un gran médico; sigue viniendo a hablar con nosotros, está pendiente de todo. Tenemos la mejor sanidad hasta el momento; luego ya no sé».

En los pasillos, historias como la suya van dando paso al silencio. Pasó ayer en el Materno-Infantil, cuna de media Asturias. Con varias plantas cerradas, las últimas mamás compartían suerte en la segunda planta. Sea por el cambio de luna o no, lo cierto es que el lugar se despidió con 'baby-boom': siete alumbramientos el viernes y aún dos que no concluyeron hasta ayer.

Diana de Miguel, periodista de EL COMERCIO, fue de las últimas. Quince horas de sufrido parto desembocaron en Lara, una pequeña de 49 centímetros y 2.970 gramos. El alumbramiento le permitió compartir contracciones con cuatro turnos distintos de profesionales y «se los veía emocionados, algunos raros, otros tristes, pero todos muy profesionales, trabajando sin descanso y mirando de reojo el material que se van a tener que bajar a La Cadellada», informó.

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