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Azahara Villacorta
Sábado, 11 de abril 2015, 01:19
En enero, Chari Taberna inauguró su blog:Una rubia en Taiwán. Después de un revés personal, había llegado el momento de irse de Asturias y, para eso, esta licenciada en Comunicación Audiovisual renunció a su empleo en empresa gijonesa de publicidad Mediadvanced («indefinido y en el que tenía buenos compañeros») y se enroló en la aventura:«A mi edad, 32, mucha gente tiene pareja estable, familia o hipoteca, pero no era mi caso. Mi trabajo me gustaba, pero tenía ganas de seguir aprendiendo y pensé que conocer otra cultura y otro idioma me haría mejor en todos los sentidos. Realmente, me ilusioné con la idea. Así que, con el apoyo de mi familia, lo preparé durante seis meses y me lancé».
¿Y por qué Taipei?«Porque es una isla abarcable, desarrollada, cercana y mucho más europea que China continental y porque una de mis mejores amigas estaba allí», cuenta. Yasí fue cómo Chari llegó «a Marte», bromea, un contraste que es «brutal por lo diferente, por lo nuevo, por lo vulnerable que te hace sentir y a la vez lo grande». Una sorpresa en la que cada minuto supera al anterior en la ciudad más poblada de Taiwán y capital de facto de la República de China.
Empezando por sus incursiones en la lengua de la que recibió formación durante cinco meses antes de irse nada más poner un pie en la ciudad, con un taxista que no hablaba inglés y con el que se puso a practicar sus conocimientos del idioma. Y, en el trayecto del aeropuerto a la que iba a convertirse en su casa, ya extrajo una enseñanza:«Chari, aquí no hables por los codos, reina. No te entienden. Espabila ya, antes de liarla más».
Pero todo mejoró al día siguiente, cuando empezó a interactuar con más oriundos y probó por primera vez los platos tradicionales, una experiencia de la que salió la segunda lección: «No preguntes por la comida. Sólo come. No quieras saber. No pienses mucho. Abre un poco la mente y punto».
Y ahora las cosas marchan tan bien entre el caos del tráfico y la acogida de sus cinco compañeros de piso («que, al principio, debían pensar que pertenecía a una red de narcotráfico») que ya ha hecho importantes avances:«Tengo móvil taiwanés y ya me compré noodles para desayunar». Por no mencionar que se ha matriculado en la universidad más prestigiosa de la capital. Eso sí:tuvo que salir de una tienda después de intentar entenderse con siete personas diferentes sin conseguir que le diesen una tarjeta de transporte o una bolsa de plástico.
En apenas dos meses, Chari Taberna ha comido cosas como «vísceras, testículos, corazón o cabeza» de distintos animales casi siempre de pollo o pato, pero «incluso de rana o ardilla» y se ha puesto un quipao (el vestido típico). Ha tenido que bailar en medio de una discoteca tras resultar finalista en un concurso de trajes regionales, ha participado en el rodaje de un videoclip, ha celebrado el año nuevo chino y ha asistido al desplome de un avión en plena ciudad. Pero también ha localizado algo parecido a la fabada y paisajes que le recuerdan al Sueve o a la Ruta del Cares, se ha remojado en aguas medicinales, se ha lavado los dientes con espuma de afeitar, se ha encontrado con «baños como los que había en España en el año de la tana, de los que te tienes que agachar», y hasta ha accionado una alarma al confundirla con la cisterna.
«La gente no roba jamás»
Así las cosas, su plan es quedarse al menos un año, aunque no descarta alargarlo. «Llevo un mes y estoy asombrada de todo lo que he visto, lo que he vivido y lo maravillosa que es esta isla. Las cosas son muy diferentes a España y, aunque echo de menos a la gente, la comida y la forma de vida, porque en Asturias dejé a todas las personas que amo y dejé mi corazón, me he encontrado con la sorpresa de que puedes hacer muchas cosas y de que hay puertas por abrir. Aquí se vive muy bien y lo más importante: hay oportunidades laborales». Sólo un ejemplo, pero muy ilustrativo:«La gente no roba jamás. Dejan las llaves en el coche y las puertas abiertas, los móviles no tienen clave y las tarjetas de crédito no tienen pin para pagar ni te piden identificación. Simplemente, aquí la gente no pasa necesidades».
Dice Chari que ha recuperado sensaciones de la infancia y que «es precioso partir de cero. Y, si estos días han sido buenos, imaginaos lo que queda por llegar». Palabra de rubia en Taiwán.
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