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LETICIA ÁLVAREZ
Viernes, 1 de noviembre 2013, 19:06
Cuando en marzo de este año, el 'flanco' sur del Pozo Aurelio del Valle, el gemelo del Emilio del Valle hoy tristemente conocido, entró en combustión se activó con rapidez el protocolo de seguridad. No era la primera vez que quemaba. De hecho, ya venía dando avisos desde la pasada Navidad. Dos asturianos, un ingeniero de minas, jefe del Departamento de Seguridad, y un ingeniero técnico, jefe de la Seguridad Minera y de la Brigada de Salvamento, pusieron en marcha de inmediato el plan previsto para este tipo de situaciones, por otro lado, habituales. La operación se desarrolló con normalidad hasta que los dos responsables de seguridad de la mina, perteneciente a la empresa Hullera Vasco-Leonesa, fueron reclamados para entrar en la zona donde se había producido el foco de calor con el fin de instalar en su interior unos aparatos de medición.
En un primer momento, el jefe de la Brigada de Salvamento sugirió que para colocar esos medidores habría que esperar unos días, debido a que podría resultar peligroso. El caso es que los dos ingenieros asturianos rehusaron la orden y se negaron también a que los hombres de la brigada descendieran por lo que ante esa negativa, el propio director general de la mina y el director facultativo, ambos acompañados de un ingeniero auxiliar, optaron por bajar ellos al foco del fuego. Los tres inspeccionaron la zona e instalaron los aparatos de medición.
Más aún, el jefe de la brigada de salvamento y el responsable del departamento de seguridad recibieron sendas cartas de despido, justificadas por cuestiones disciplinarias. También fue destituido por las mismas causas un vigilante de seguridad.
Ahora, aunque nadie quiere vincular el fatal accidente que se cobró la vida de seis mineros en la misma empresa a este antecedente porque las circunstancias fueron muy distintas, también se dan voces que reprochan a la directiva haber recortado en materia de seguridad y que relacionan sus despidos con denuncias o discrepancias sobre cuestiones relacionadas con las medidas de seguridad de la explotación. De hecho, desde la extinción del contrato de ambos ingenieros, se encargan de esos departamentos otros empleados que ya desempeñaban otras funciones y que ahora han visto aumentadas sus responsabilidades.
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