Gin tonics en la Junta General del Principado y a menos de dos euros

Almorzar en la Junta General del Principado sale barato, al menos bastante más que en cualquier establecimiento de Oviedo. La cafetería del edificio que alberga el parlamento asturiano tiene una lista de precios que va desde un vaso de leche a 0,45 euros, lo más barato, a los 2,10 euros que cuestan 'whiskies' como JB, Ballantines o Passport, lo más caro de toda su carta y aún así una tarifa muy económica para el mercado. Se puede desayunar, por ejemplo, a partir de 0,90 euros, importe de un café y mini bollería, aunque si se tiene más hambre no hay problema, el café más el pincho o bollería supone 1,05 y el zumo de naranja 0,85 euros más. Son precios inferiores a los publicados para el Congreso de los Diputados en el Boletín Oficial de las Cortes Generales y que han desatado la polémica por estar subvencionados. Las cafeterías y restaurantes de la Cámara Baja ofrecen un café por 0,85 euros, quince céntimos más que en la Junta asturiana, o gin tonics a 3,45, un euro y medio más caros. La misma bebida en el parlamento regional saldría por menos de dos euros: 1,15 de la ginebra y 0,65 del refresco.

Existen más diferencias entre los establecimientos de una y otra cámara. En Oviedo las posibilidades son mucho menores, puesto que la oferta está limitada a algunas bebidas, pinchos, sandwiches, caramelos y 'snacks', mientras que en Madrid se incluyen menús a partir de 9 euros, raciones, tartas, fruta, bocadillos y una enorme variedad de licores y combinados que van desde el tradicional chinchón a 1,25 a un bloody mary de importación a 4,10.

Las primeras críticas no han tardado en llegar. El viernes pasado se publicaban los pliegos del concurso público para la adjudicación del contrato del servicio de la Cámara Baja con el listado de precios que tendrá que ofrecer la empresa que gane y el primero en quejarse ha sido el portavoz de la Izquierda Plural. José Luis Centella considera que estas tarifas suponen un trato de favor para los parlamentarios y trabajadores del Congreso, ya que se benefician de las subvenciones a las que se acoge este servicio, a pesar de contar con unos ingresos considerables.