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N. A. E.
Martes, 28 de mayo 2013, 20:44
El verano entrará en menos de un mes y parece que ni siquiera ha llegado la primavera. Las temperaturas máximas permanecen por debajo de los veinte grados y las mínimas no llegan a los diez, pero además los cielos están cubiertos y el cambio de armario parece que tendrá que postergarse. A lo mejor ni siquiera llega, porque puede que este tiempo continúe. El canal francés Metèo está convencido de que hay un 70 por ciento de posibilidades de que los meses de julio y agosto sean mucho más frescos de lo normal, al menos entre dos y tres grados. De hecho apunta a que solo hay un 20 por ciento de probabilidades de que sea normal y un 8,5 de que sea más caluroso.
Según sus expertos, la actualización de sus previsiones deja pocas esperanzas de tener un verano digno de este nombre y afirman sin paliativos que es muy plausible que 2013 sea un año sin verano en el Oeste de Europa.
Para realizar estas predicciones, Metèo ha realizado el análisis de los principales modelos numéricos y los resultados no son optimistas: prevén una anomalía fría durante junio, julio y agosto, conjugada con precipitaciones excedentes. Reconocen, sin embargo, que habrá picos de calor puntuales y normales en la próxima estación, pero pese a ello el verano no será normal.
El canal francés ha intentado asegurar más el tiro y ha recurrido también a un análisis estadístico que estudia los años en los que las primaveras han estado marcadas por el mal tiempo y en estos casos concluye casi igual: el 80 por ciento de los veranos que les siguieron fueron frescos y húmedos.
Por si esto fuera poco, existe otro argumento para prever que el mal tiempo permanecerá instalado durante los próximos meses. Las temperaturas del Atlántico, la Mancha, el Mar del Norte y el Mediterráneo están más frías de lo habitual, lo que mantendrá un aire fresco alrededor de Europa. Por todo esto la fachada Occidental del continente parece que será la que tenga peor suerte, incluida la península Ibérica, mientras que el calor remontará en Europa del Este y Rusia, explican desde Metèo. Y si al final se incrementan las temperaturas, la humedad que está instalada en el suelo provocará una fuerte evaporación que creará tormentas que pondrían fin a cualquier inicio de ola de calor, sentencian.
Con todo esto, sus conclusiones son claras: La conjunción de un invierno largo y tardío que ha provocado un enfriamiento de las aguas de los mares y una actividad solar débil durante varios meses puede tener una consecuencia directa sobre la meteorología del verano. En este sentido, calculan que podría haber cúmulos pluviométricos dos veces superiores a lo normal y que los picos de calor serán seguidos de violentas tormentas. Igualmente no pierden la esperanza y apuntan a que a finales de agosto o principios de septiembre llegará el buen tiempo.
PREDICCIONES EN ESPAÑA
Pese a que las alarmas han saltado, desde la Agencia Estatal de Meteorología en España se pide calma. Su portavoz, Alejandro Tomás, asegura que estas predicciones tienen una fiabilidad escasa, aunque no descarta que puedan terminar siendo acertadas. De momento, sus previsiones hasta el 16 de junio coinciden en que las temperaturas van a estar por debajo de la media y reconoce que sí han existido "años sin verano". Lo que parece ya confirmado es que el refrán tiene razón y, al menos, hasta el 40 de mayo no podremos quitarnos el sayo.
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