Secciones
Servicios
Destacamos
ESTER REQUENA
Lunes, 11 de marzo 2013, 23:32
El móvil de Falete estuvo dos meses sonando a diario hasta que dijo que sí a Splash . La productora Cuatro Cabezas vaticinaba que el cantante sevillano iba a ser la bomba en la piscina. Y no por sus generosas hechuras. No se equivocaban, de ahí el acoso y derribo hasta que el artista accedió a tirarse desde un trampolín pese a que «nada como un perro». Su faletazo, o más bien un salto básico estilo palo desde los cinco metros, se tradujo en un espectacular 41,4% de cuota de pantalla y 5,4 millones de espectadores. Que quedase eliminado fue lo de menos. Su chispa, su alegato solidario hacia los discapacitados (no le importó mostrar su brazo de trapo por culpa de una parálisis braquial) y, por supuesto, su comentado bañador y albornoz de lunares que él mismo diseñó se llevaron una noche en la que Isabel, la madre de Falete, pasó miedo. «Yo le dije: Mamá, si yo tengo muchas carnes. Mi golpe va a ser distinto, no ves que soy como las morsas o las focas, que al tener más grasa de lo normal, me protege los huesos», cuenta a este periódico la estrella de la semana en un hueco de su apretada agenda, en la que no faltan entrenamientos, bolos y conciertos. No le da tiempo a aburrirse. Ni siquiera a pintar unos cuadros de travestis flamencas, como los que decoran las paredes de su hogar sevillano.
Antena 3 lo ha repescado para la próxima entrega del concurso. El cheque seguramente no llegará a los 50.000 eurazos que dicen que se llevará Jesulín. Por su tirón, se los merecería. Así que este lunes por la noche, tras rezarle a San Francisco Javier y a todos sus muertos, saltará a dúo con Toñi Salazar. «Antes ella era Azúcar Moreno y ahora conmigo va a ser sacarina tostada», ironiza entre risas. A Falete las agujetas ya le han desaparecido. «En mi vida he tenido una sensación tan malita en las piernas. Si hasta decía que había llegado a Madrid como canela en rama y me iba a volver a Sevilla como canela molía». Ahora, tras su curioso salto ha vuelto a su ser: «Estoy en rama».
¿Ha leído algo de lo que se ha montado con su faletazo?
No he leído nada, pero me lo han contado. Lo que más gracia me ha hecho es que haya sido capaz de saltar.
¿Con tanta audiencia no se le ocurrió algo para promocionar su ultimo disco en el trampolín?
Después de haber pegado el faletazo soy capaz hasta de cantar rock duro.
¿Se ha visto muy gordo en la tele?
No, porque yo soy gordo. Si tengo 35 años, creo que me habré puesto 34 y medio a dieta (risas).
Lo eliminaron, pero regresa. ¿Se pondrá el bañador de salchichas que le sugirieron?
Será el gran enigma. Esto es como las bodas, que no se conoce el traje de la novia hasta el último momento. Solo aviso que no va a dejar indiferente. El de salchichas me lo pondría si fuesen de verdad, pero para comérnoslas después en una barbacoa. Pasamos tantísimo tiempo en la piscina que estamos esmayados todo el día.
Así no extraña que tras el faletazo engullera, además de unos cuantos cigarrillos, un gigantesco bocadillo de chorizo. «Yo no necesito un Cinco Jotas o un foie. Me conformo con chorizo... y del barato, del de un euro el cuarto al corte».
Fuera de los flashes, los platós y los conciertos, Falete es de los de zapatilla, moño, bata de guatiné, Mercadona y Día. De hecho, el miércoles se plantó en una tienda de todo a cien para comprar un frutero de madera y una botellita para echar el aceite que se le había roto. «Los chinos son estupendos, y como comprenderá no voy a ir a ningún centro comercial, que las cosas están más caras».
¡Como le escuche el ministro de Hacienda!
Me da igual. Ni que yo fuera el único que va a comprar a los chinos. Que no recorten tanto, que nos den más y así podremos ir a las grandes superficies.
¿Lanzaría por el trampolín de Splash a algún político?
No. A ninguno. Cada uno debe hacer lo que le parezca, pero me pensaría si vaciaba la piscina o la dejaba llena (risas).
¿Qué le va a decir la ministra de Sanidad del ejemplo que está dando? Porque usted dice que el único deporte que hace es sacar dinero del banco y que va en coche, que más que fuma devora cigarrillos...
No lo sé, porque yo tendría también que decirle tantísimas cosas...
«Una máquina de cantar»
Falete ya apuntaba maneras de niño antes de que Jesús Quintero lo apadrinase y lo lanzase al estrellato en 2004 con una definición para los anales: «Falete es una perfecta máquina de cantar, pero con todo el sentimiento que le falta a las máquinas y a la mayoría de los cantantes de hoy». Rafael Ojeda Rojas (Sevilla, 1978) se crió entre artistas y tomó su apodo de su padre, Falín, miembro de Cantores de Híspalis. Con solo 17 años ya estaba sobre las tablas cantando para la Chunga y dando giras por medio mundo. Por supuesto, siempre con su inseparable mantón de Manila y sus enormes joyas.
¿De pequeño tenía algún complejo?
Nada. ¡A la vista está! Traumas, ninguno. No sé qué es. Bueno, sí, trauma es lo del hospital, lo de los huesos, ¿no?
En Splash hizo un alegato por las personas con discapacidad ya que usted tiene mal el brazo derecho, ¿qué le pasó?
Una parálisis braquial, que viene de que al nacer se te atrofian los tendones y los músculos, casi siempre, por dificultades en el parto. Aunque como yo digo: con esfuerzo se llega donde se quiera.
Por cierto, ¿se ha cansado ya de que le pregunten si es hombre o mujer?
Yo sé quien soy y lo que soy. Y todos saben lo que soy.
¿Pasaría por el quirófano para convertirse en mujer?
¡Jamás! Ni se me ha pasado por la cabeza porque soy feliz como soy. Cuando estás contento con tus defectos y tus virtudes no hay necesidad de hacerse nada.
¿Y se haría una liposucción o se pondría botox?
Tampoco. Los botos son para hacer el camino del Rocío (risas). De todas formas, no tengo edad todavía. A lo mejor con 50 ó 60 años, si tengo la cara descolgada como una puerta vieja, me pego dos o tres pinchazos y me pongo una garrafa de 25 litros.
Cuenta con cinco discos en el mercado, pero tuvo una época muy revuelta en la prensa del corazón. ¿Cree que le afectó en su carrera?
Nunca he vivido de eso, ni nunca viviré. De esto saqué la conclusión de que todo aquel que importa, levanta odios y pasiones. Y me quedo con eso. Como decía Lola Flores: que hablen de mí... aunque sea mal.
Ahora tendrá que esconder a su novio casi...
No tengo novio y si tuviese, no se lo diría ni a mi madre (risas). Pero no tengo. En los momentos de necesidad como ser humano me pego dos alpargatazos y a tomar por culo.
Se llegó a decir que estaba arruinado, aunque después usted comentó que tenía invertido su dinero en diamantes y cuadros. ¿Qué hay de cierto en eso?
Sigo teniendo los diamantes y los cuadros (risas). Soy como los faraones de Egipto: el día que me vaya me tendrán que meter todo en la tumba. Va a tener que ser como el Palacio de Buckingham para guardar todos los tiestos.
Vamos, que quiere un mausoleo como el de Rocío Jurado, con estatua y todo...
No me he parado nunca a pensar en eso. Cuando me muera, lo que quiero es que como cristiano me coman los gusanos.
Como decían que usted era el relevo de la más grande....
¡No hombre! Eso es irrepetible. Los genios no tienen comparación ni sucesión. Yo solo soy Falete.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.