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ENRIQUE ARENAS
Miércoles, 7 de noviembre 2012, 02:01
El consejero delegado de Suzuki Motor España, Masayioshi Ito, fue directo e implacable al anunciar la decisión de su compañía: «Cerramos la producción de Gijón en marzo de 2013 y nuestra decisión es irreversible». Además del jefe del Ejecutivo, en el despacho de la Presidencia del Principado estaba también el consejero de Economía y Empleo, Graciano Torre. Ambos fueron testigos de un hecho que marcará la historia de la industria regional, porque estaban ante el primer caso en el Principado de deslocalización de una empresa multinacional. En pleno repliegue hacia Japón y el sureste asiático, Suzuki se desprende también con esta medida de la última planta de producción que aún tenía en Europa.
Que la factoría de motocicletas de Porceyo pasara en los últimos años por importantes dificultades ante la caída de la demanda no hacía presagiar una salida tan drástica. La multinacional habla de pérdidas continuadas (30 millones de euros en los últimos cuatro años) y del abandono del mercado de Estados Unidos, así como de una caída de hasta el 70% de ventas en Europa. Los trabajadores hablan de la sustracción de su última esperanza: el nuevo modelo de la motocicleta Burgman, diseñado en Gijón, del que se hicieron dos 'preseries' en la planta asturiana y que, finalmente, empezará a ser producida en Tailandia. Sin el nuevo modelo de motocicleta, un compromiso de la multinacional con la región, era imposible que Gijón tuviera futuro, señaló ayer un miembro del comité de empresa de la fábrica de Porceyo. El cierre de la planta de Gijón supondrá el despido de al menos 170 trabajadores, con una edad media de entre 40 y 45 años.
"Perplejidad" y preocupación en la plantilla
Entre los trabajadores la «perplejidad» es absoluta. «Pensábamos que iba a haber despidos, sabemos que las cosas estaban mal, pero para nada creíamos que iba a cerrar», aseguraron a EL COMERCIO varios de los empleados a la salida de su jornada de ayer, a las 14 horas, suspendida «por motivos de seguridad» dos horas antes de lo habitual.
La mayor crítica de la plantilla se refiere a la fecha en la que está previsto finalizar la actividad, el 31 de marzo de 2013. «Si el ERE de extinción se lleva a cabo antes del 31 de diciembre, los afectados tienen derecho a recuperar hasta seis meses de paro, pero a partir de esa fecha no», explican fuentes sindicales. El problema radica en que la práctica totalidad de la plantilla está regulada por un ERE temporal desde hace tres años, es decir, «la mayoría de los trabajadores ya han agotado toda la prestación por desempleo a lo largo de estos años de paros temporales».
Pesimismo en el Principado
En las administraciones asturianas, el malestar era ayer evidente. Especialmente, tras los apoyos que la multinacional ha recibido en los últimos años para que continuase en la región. El consejero de Economía, Graciano Torre, intentó que la empresa comprometiera la posibilidad de una posible reapertura. Pero los directivos de Suzuki rechazaron esa posibilidad y se limitaron a prometer facilitar la entrada de un posible comprador. El Gobierno asturiano no es optimista sobre esta posibilidad. «El sector está en pérdidas continuas y detrayendo la actividad, por lo que en este momento no nos podemos hacer ilusiones de que va a aparecer un comprador. Nosotros apoyaremos en todo lo que nos pidan», señaló Torre.
Y malestar en el Ayuntamiento
En el Ayuntamiento de Gijón, todos los partidos políticos expresaron su malestar con la decisión de la compañía. El concejal de Desarrollo Económico y Empleo, Fernando Couto, calificó la situación de «un hecho muy grave», «un golpe para todos los gijoneses», porque «hablamos de cerrar un símbolo de Gijón». Por eso insistió en pedir al Principado que «use todos los recursos para proteger e incentivar el sector industrial». También criticó al presidente del Principado por llevar a cabo «una política y unas decisiones equivocadas» y por haber protagonizado lo que calificó de «ejemplos de fortalecimiento de la confianza empresarial» que no han dado frutos. Se dirigió también Couto a la propia Suzuki, a la que recordó algunos «incumplimientos» e instó a actuar «con responsabilidad y a mantener un plan social ordenado»
El resto de los partidos también expresaron su preocupación y especialmente su apoyo a los trabajadores.
Por su parte, el portavoz del grupo municipal socialista, Santiago Martínez Argüelles, «con sorpresa y consternación absoluta», mostró básicamente que su postura no será la de la resignación: «No pueden ser seis meses de gestión de una agonía, sino de contribuir entre todos a buscar una solución para los trabajadores y para unas instalaciones industriales de primerísima línea».
En la «búsqueda de alternativas para generar el empleo perdido» quiso implicarse también la presidenta y portavoz del PP, Pilar Fernández Pardo.
Y aun admitiendo que es una decisión empresarial, instó «tanto al Principado como al gobierno local de Gijón a agotar todas las alternativas posibles, así como a minimizar el impacto que supondría el cierre total». Finalmente, el portavoz de Izquierda Unida, Jorge Espina, reclamó «coraje a los gobernantes» y emplazó al Principado a pedir a la multinacional que «las ayudas que obtuvo, entre otras cosas para trasladar la factoría de El Natahoyo a Porceyo, tengan su contrapartida en el mantenimiento de la fábrica, de la producción y del empleo en la ciudad».
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