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AIDA COLLADO
Viernes, 20 de julio 2012, 17:47
La manifestación que el jueves recorrió las calles de Gijón tenía todo lo que los convocantes habían deseado. Contaba con el apoyo masivo de decenas de colectivos. Sumaba miles de manos blandiendo pancartas y otras tantas gargantas coreando canciones contra los últimos recortes anunciados por el Gobierno de Mariano Rajoy. Tenía, según los organizadores, más de 100.000 manifestantes. Y agentes de polícía, más dentro que fuera. Disponía, también, de una cabecera repleta de líderes sindicales, aunque esta quedó enterrada entre los miles de asistentes que, antes de que los organizadores arrancasen de la Plaza de Toros, ya habían llegado a Begoña. Lo mismo ocurrió cuando ellos alcanzaron el escenario ubicado en el paseo. Infinidad de manifestantes seguían aún en El Bibio, que a las diez menos cuarto de la noche, casi dos horas después del comienzo de la movilización, seguía siendo testigo de una avenida de Castilla abarrotada.
Con la adrenalina disparada, antes de anunciar la salida entre petardos y proclamas, la convocatoria ya había sido reconocida como un «éxito absoluto». Sabían, todos los que allí estaban, que escenas parecidas se estaban repitiendo en 80 ciudades españolas. Aunque pocas de ellas lograron reunir a tanta gente. El secretario general de CC OO, Antonio Pino, explicaba las razones: «Estamos en esta impresionante manifestación para decirle al Gobierno de Rajoy que las políticas de ajuste contra los desempleados, los empleados públicos, los jóvenes, los dependientes, los emigrantes y las mujeres son equivocadas, injustas, antidemocráticas y de dudoso acerbo constitucional».
Invitó al Ejecutivo central a «atender el sonido de la calle» y rectificar. Dar marcha atrás en unas medidas que, en su opinión, llevan a la obstrucción económica del país. Porque de lo contrario, advirtió como ya habían hecho los líderes sindicales en Madrid, «además de estas movilizaciones, habrá otras muchas». Pino acusó al presidente del Gobierno de llevar a cabo unas políticas «contrarias a las que prometió, por lo que está cometiendo fraude democrático».
El secretario general de UGT la otra organización convocante se congratuló por la «respuesta mayoritaria de los asturianos», que «después de las manifestaciones espontáneas» que han surgido a lo largo de los últimos días, volvieron a salir a la calle para protestar en contra de «los mayores recortes de todo el periodo democrático». Braga señaló que los trabajadores están «hartos de mentiras y de que se siga acosando a la clase media». Además, destacó, «cada vez que se anuncian nuevos recortes aumenta el desempleo y sube la prima de riesgo».
Los últimos e «injustos» ajustes, denunció Braga, «van en contra de los parados que están en peor situación, de los de larga duración y los mayores de 42 años». Y el Gobierno los aplica, dijo, «de forma prepotente» al «insinuar» que de este modo se aplicarán más en la búsqueda de empleo, «cuando sabe perfectamente que no lo hay».
La subida del IVA no quedó al margen de las críticas. «Castiga al conjunto de los ciudadanos, sin atender a la renta, y sumada a los recortes anteriores nos coloca en una renta salarial como la de 1975», lamentó Braga. Fue él el encargado de anunciar que los sindicatos marcarán este mes una «hoja de ruta para las movilizaciones que tengan lugar de aquí a diciembre» y advirtió al Ejecutivo de que «si no rectifica, habrá huelga general en otoño».
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