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FERNANDO DEL BUSTO
Lunes, 4 de enero 2010, 09:01
«¿Cómo está la coja con más mala leche del teatro?». Carmen Machi escuchó atónita la pregunta que hace unos meses le formuló Agustín Gutiérrez, 'Guti', cuando la actriz entraba en el Lord Byron. «¿Por qué me dices eso?», contestó la intérprete de 'Aida'. «Tú lo sabrás, fue lo que escribiste hace doce años en el cartel», replicó Guti antes de enseñarle el autógrafo que entonces una desconocida Carmen Machi había firmado como una de las intérpretes del 'Retablo de Lujuria y Avaricia' del Teatro de La Abadía y que aún se encuentra colgado en la pared de la céntrica cafetería.
Una anécdota que refleja en buena parte lo que es el Lord Byron: el lugar de parada para la gente del teatro en Avilés, pero es mucho más: un bar de encuentro para todas las personas con inquietudes de la ciudad o, simplemente, un lugar para relajarse y disfrutar de la consumición con los amigos. Una cafetería muy especial que el pasado 21 de diciembre cumplía 18 años tras su apertura en 1991.
Agustín Gutiérrez contaba con una pequeña experiencia previa en hostelería en el bar de la playa que su familia regentaba en Xagó durante los veranos. Con ella abrió el Lord Byron, junto con un socio que, a los pocos meses, lo dejó. En esa primera etapa, era el típico bar para adolescentes, con mucha actividad los fines de semana y, de lunes a viernes, bastante más tranquilo.
Tres años después, 'Guti' comenzó a cambiar la orientación del local. «Quería hacer algo más tranquilo y personal», explica. Hombre de inquietudes culturales, no dudó en fomentar iniciativas de todo tipo. De forma paralela, la creciente actividad del Teatro Palacio Valdés iba repercutiendo en el día a día.
Calixto Bieito, por ejemplo, ultimaba el estreno de 'La profesión de la señora Warren' en el Palacio Valdés y Guti no ponía problema en que se llevasen las consumiciones al teatro. La relación con el Teatro Palacio Valdés fue creciendo poco a poco, sin grandes estridencias, sin exigencias. Cada uno a los suyo, pero apoyándose mutuamente. Entre 1994 y 2004, Lord Byron vivió una década fantástica: albergó una tertulia literaria y otra cinematográfica, en sus paredes creció y murió la Asociación La Ventana Indiscreta, se proyectaron cortometrajes, recitales... Era un hervidero cultural.
Seguramente, la historia del Lord Byron sería la misma pero hubo un momento decisivo: la firma de los carteles de las obras que hoy adornan las paredes de todo el café. Pero ese momento aportó lo que faltaba, una escenografía propia, la señala para que la gente de teatro supiese que se encontraba en casa, en territorio amigo. «El primer cartel que colgamos fue de 'Te odio, amor mío', de Dagoll Dagom», recuerda 'Guti'.
A partir de ahí, la decoración creció hasta el punto que algunas paredes se encuentran totalmente ocupadas. «Estoy empezando a reducir los tamaños», comenta. Y también están las fotografías de 'Guti' con los actores. Todos han pasado buenos ratos en el Byron y lo atestiguan las anécdotas de Guti.
«Juan Echanove ya es de casa, estamos esperando que regrese para su próxima obra. En algunas dedicatorias de los carteles me comentan que es una pena no tener un chiringuito móvil para acompañarlos en las giras. Eduardo Velasco colgó fotos en su página de Facebook y la enlazó con la del bar y la mía personal. Muchos, al entrar, dicen: «¡qué bien estar en casa!», recuerda Agustín Gutiérrez que, siempre que lo permite el trabajo, se escapa a las representaciones.
Pero 'Guti' no sólo recibe, también da. «El año pasado, hice unas tazas de café con el lema «Lord Byron, el sabor del teatro» y se las regale a casi todas las compañías. Aitana Sánchez Gijón, Maribel Verdú, Pere Ponce y Antonio Molero me dijeron que la usarían en su camerino durante toda la gira. Para mí fue un puntazo», comenta.
Para los avilesinos ya no es una sorpresa ver a un actor sentado en el Lord Byron tomando una caña después de una rueda de prensa.
Después de 18 años en la brecha, 'Guti' aún cuenta con proyectos para el futuro. «Estoy preparando un homenaje al teatro asturiano, quiero colgar las fotos con todos ellos en el bar. Estoy viendo donde», avanza. Con todo, este tiempo no ha sido fácil. «Han sido muchas batallas, en más de una ocasión he estado a punto de tirar la toalla. Sin el apoyo de Marisa, mi madre, o de mi hermano Samuel, igual lo hubiese dejado en algún momento. Este año está siendo complicado con la crisis y el andamio que nos tapa la fachada desde mediados de julio y no nos lo han retirado hasta ahora».
Pero igual que el teatro ha generado anticuerpos contra la crisis, el Lord Byron saldrá adelante.
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