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El presidente de la Federación Asturiana, Aladino Martínez, ayer, en su domicilio ovetense. :: MARIO ROJAS
«Necesitaríamos 4.000 comisarios, pero entonces no habría rallys»
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«Necesitaríamos 4.000 comisarios, pero entonces no habría rallys»

«El público se vuelca cada día más con el Rally Príncipe de Asturias, pero se coloca tan mal...» Aladino Martínez. Presidente de la Federación Asturiana de Automovilismo

EDUARDO ALONSO EDUARDO ALONSO

Lunes, 17 de septiembre 2012, 04:40

Cuando ocurren tragedias de este tipo, uno parece que se queda sin argumentos. No han sido unas horas agradables para Aladino Martínez desde que le comunicaran el fallecimiento del aficionado Antonio Camino al ser arrollado por el checo Tlustak en el Rally Príncipe. Pero 'El Pibe', el presidente de la Federación Asturiana de Automovilismo, se muestra sosegado, sereno, cuando todo parece arder a su alrededor, y habla de todo con rotundidad y claridad.

-El automovilismo asturiano difícilmente olvidará este Príncipe.

-Nunca el Príncipe había vivido un accidente tan grave como éste. No sé... El público cada vez más se vuelca con el rally, pero se coloca tan mal... No podemos tener 4.000 personas de seguridad porque sería inviable. Por lo tanto no sé qué se puede hacer. Nuestro deporte es de altísimo riesgo, pero, cuando los aficionados no colaboran y se colocan en lugares peligrosos, pasa lo que pasa.

-Decía 'Berti' Hevia al término del rally que el automovilismo no debería ser nunca un deporte de riesgo para el público.

-El público tiene que entender que el piloto lo da todo y que lucha por estar en primera línea, y que los coches, en ocasiones, son como los toros: en un momento dado no sabes por dónde se van arrancar. Prevés que puede ir a la derecha, pero nunca que derrape o que se le vaya al piloto. Para eso limitamos esas zonas con una cinta que pone 'prohibido al público'. El Luarca nos ocurrió lo mismo. Un chico mal situado... La novia de Antonio nos reconoció que le habían dicho seis veces que se quitara de allí... Y, para colmo, estaba semiarrodillado haciendo fotos. El coche vino hacia él...

-¿El vehículo de Tlustak derrapó?

-Derrapó más de la cuenta. Es un piloto muy rápido, de los que van a por la centésima. Derrapó en la curva y se le fue el coche. Como le puede ocurrir a tantos. Pero, en ese sitio, había un cartel que ponía 'prohibido al público'. Insisto. De hecho, sólo había dos o tres personas. Nada más. Y, entonces, pasó lo que pasó. Además, nos lo decía la novia, estaba semiagachado y le golpeó en la cabeza.

-Y el Príncipe quedó empañado.

-No se imaginas qué tristeza.

-La prueba tuvo un desarrollo anómalo desde el principio.

-Ya el sábado en Morcín tuvimos otro accidente. Otro piloto que se salió y que arrolló a tres espectadores, uno de los cuales continúa en el hospital con una costilla rota. Después, la salida el sábado del Opel Corsa de Ignacio Cimadevilla y Patricia Alba. La copiloto recibió un golpe al caer el coche de su lado. Tuvo, de inicio, un hombro desencajado, pero ahora me han dicho que le dolía mucho el estómago, que la han mirado y que puede tener tocado el hígado.

-¿Pudo hacer algo más el comité organizador?

-No, puede estar todo el mundo tranquilo. El golpe fue tremendo. Dos enfermeras, que había puesto la organización en ese punto, le atendieron de inmediato, pero veían como el pulso era cada vez menor. Por mucho que la ambulancia llegó rápido...

-Le preguntaba por antes del accidente mortal.

-Las organizaciones siempre adolecemos de suficientes comisarios. El Príncipe contaba con un buen equipo en carrera. Pero el comisario no puede con tanto público. Ya nos pasaba hace años en El Fito. La cantidad de aficionados era enorme y sacarlos resultaba terrorífico. El problema radica en que se necesitarían 4.000 comisarios por prueba, pero quién organiza eso. No tendríamos rallys.

-Tan solo hace unos días, la organización reclamaba aún comisarios y los reclutaba entre asociaciones de vecinos. ¿No son gente inexperta?

-Se les explica qué tienen que hacer. Además, estos comisarios, que se encuentran en permanente contacto con la dirección de carrera, no están para verificar si va bien o mal, sino para avisar de incidentes o accidentes y para quitar al público. No son como los de los circuitos. Pero, sí, hacen falta tantos que sería imposible.

-Nadie quiere ir de comisario si no le pagan...

-En realidad, la gente se cansa de estar todo el día en la carretera. Pero el problema no es de los comisarios. El sábado había dos o tres en aquel punto, pero, si hubieran sido cinco o seis, hubiera ocurrido lo mismo. No les hacen ni puñetero caso. Yo te puedo decir que a Antonio le habían dicho cinco o seis veces que se quitara. Y no pueden hacer más. Quítate de ahí porque es el peor sitio de la prueba. Una curva a la derecha doble. El peor sitio de todo el rally. Y no lo hizo.

-En los buenos tiempos del IRC, incluso había un helicóptero.

-Efectivamente. Se hace en el Mundial. Se pone encima del público y les invitan a que se retiren. Y viene otro... Cuando hay medios, sí se puede hacer. No quiero decir que no tengamos medios. Los tenemos, pero los justos para hacer una prueba del Campeonato de España.

-También se han recortado las pasadas y algunos pilotos pueden pagar esa falta de conocimiento .

-Esa es una normativa de la Federación Internacional de Automovilismo y de la nacional. Intentamos por todos los medios que la gente no haga verdaderas burradas como ocurría antiguamente por las carreteras. Aquellos pilotos cogían los tramos y parecía que eran suyos. Todo el día subiendo y bajando. Y la gente que vive en esas zonas se quejaba. Así que han buscado la solución de una sola pasada y apuntar. Y se acabó. Porque antes hacíamos treinta pasadas.

-¿Y eso no perjudica al piloto?

-No, no, no. Eso no es. El problema, a veces, es que van más rápido que lo que van y la máquina se va. Pero salidas siempre hay.

-¿Ha hablado con el checo Tlustak?

-No. Está muy tocado. ¡Uff! Se fue para el hotel con la cabeza gacha. Muy mal. Declaró ante la Guardia Civil con un traductor y ahora se irá a su país.

-¿Se queda el Príncipe tocado?

-Creo que no. El comité organizador lo ha sacado adelante de forma airosa. Asturias tiene el problema de que tiene mucho público. Tenemos que buscar una solución. Pero no sabemos cómo. Todo el mundo quiere ver la prueba, llevar el coche, y, si es posible, incluso tocar con la mano el retrovisor de los participantes.

-¿Los tramos nocturnos tienen viabilidad?

-Yo soy uno de sus más apasionados defensores, pero no son posibles. En mi época no había tanta bebida como ahora. El viernes había una pandilla de borrachos a las siete y media de la tarde. ¡Bebidos! Por momentos, uno piensa que es mejor por la noche. Pero qué pasa. Que se crea una inseguridad increíble. Y llega el momento de pensar que no. Por seguridad.

-¿Morimos entonces de éxito?

-Vamos relativamente hacia peor. Morimos de éxito por la gran cantidad de público que tenemos. Seguimos luchando por llevar a buen puerto un Príncipe tan bonito y bien organizado. Pero a veces... Este rally nunca tuvo un accidente con muerte en sus 49 ediciones. Ha habido accidentes. Sí. Pero con el público asturiano no lo podemos evitar. Somos una región en la que nos gustan los coches.

-La organización, tras el accidente mortal, decidió disputar el último tramo de la prueba y hay quien lo interpretó como una medida para evitar devolver las inscripciones...

-No, no. Le digo que no. Se dijo que continuara por el bien del rally. La gente no puede pensar eso. Lo que ocurre posteriormente es que se vio que los pilotos estaban desanimados y se optó por neutralizar el tramo.

-Ya habían llegado cinco pilotos.

-Parece ser que, además, hubo un problema...

-Oficialmente, por un problema de las células fotoeléctricas.

-Eso es mentira.

-Es lo que dijo la organización.

-¿Lo dijeron ellos? Yo pensé que era porque el público estaba mal situado. Es lo que me dijeron a mí.

-Un pobre final, en cualquier caso.

-Por las circunstancia, pero había un gran equipo de personas dirigiendo la carrera. Cuando el primer día tres personas fueron atropelladas, los ánimos cayeron. Pero el rally cuenta con la gente más válida de Asturias y ha estado bien dirigido. Ha pasado lo que ha pasado.

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